La ciencia matemática ha tenido en Leonhard Paul Euler a uno de sus exponentes más destacados.
Fue el matemático más sobresaliente que tuvo el siglo XVIII en el cual vivió y prueba de ello son los fenomenales aportes que produjo en diversas áreas como ser: el cálculo, la teoría de grafos, mecánica, óptica y astronomía y asimismo se lo recuerda por haber sido quien introdujo nuevas y sustanciales nociones y terminologías en el ámbito matemático, tal es el caso de la función matemática, entre las más importantes.
Euler nació el 15 de abril del año 1707 en Basilea, Suiza, en el seno de una familia de creencias calvinistas.
El padre de Euler era muy amigo de la familia Bernoulli, de larga tradición matemática en Suiza, en tanto, la cercanía de Euler con Johann Bernoulli, uno de los grandes matemáticos de aquel tiempo, fue decisivo a la hora de marcar el rumbo profesional de Euler cuando descubrió las notables capacidades que poseía para la disciplina.
Cuando tenía 13 años Euler ingresó a la Universidad de Basilea en la cual se recibió de maestro en Filosofía y al mismo tiempo tomaba clases particulares con Bernoulli, su mentor.
Si bien el padre de Euler quería que su hijo siguiese sus pasos de pastor, la intervención de Bernoulli a favor que el joven se dedicase a las matemáticas hizo que Euler padre estuviese de acuerdo y le diese su venia.
En 1727 viaja a Rusia para desempeñarse en la Academia de las ciencias de Rusia en San Petersburgo y otra vez Bernoulli tendría mucho que ver dado que sus hijos estaban trabajando allí, en tanto, la sorpresiva muerte de uno de ellos dejó un lugar vacante y Euler fue recomendado para suplantarlo.
La academia era el fruto de las aspiraciones de Pedro I de Rusia quien tenía la clara misión de mejorar el nivel educativo de su patria, nivelándolo para arriba y al mismo escalón de otras potencias europeas, sin embargo, la llegada de Euler a la misma coincidió con la muerte de su viuda, Catalina I, situación que puso en riesgo varios de los recursos con los que contaba la misma.
Con el tiempo, las cosas volvieron de a poco a su lugar y Euler se desempeñó en la misma como profesor de Física y llegó a ser director del Departamento de Matemáticas.
Para el año 1741 y como consecuencia de las complicaciones de la política rusa, Euler, acepta el ofrecimiento de Federico II de Prusia y se integra a la Academia de Berlín; asimismo fue profesor de la princesa de Anhalt-Dessau, sobrina del mismo Federico.
Las formas de Federico con relación a las de Euler eran tan disímiles que no tardaron en demostrar las desavenencias entre ambos y así es que en el año 1766 decide regresar a Rusia y aceptar la invitación de la nueva gobernante Catalina La Grande, a la Academia de San Petersburgo.
Hacia la década del cuarenta, una secuela de una fuerte fiebre lo deja casi ciego de su ojo derecho, sin embargo, tal circunstancia, no afectó su calidad de calculista mental y así es que pudo continuar largos años con su labor.
Entre sus logros más importantes se cuentan: afinó los métodos y las formas del cálculo integral, los cuales, además, trasladó a la resolución de problemas físicos; desarrolló la teoría de las funciones trigonométricas y las logarítmicas; desarrolló los conceptos de ortocentro, circuncentro y baricentro, en geometría; contribuyó a la actual notación matemática con nuevas propuestas en este sentido, entre tantísimas contribuciones.
El 18 de septiembre del año 1783 fallece en San Petersburgo como consecuencia de un accidente cerebro vascular.