Biografía de Josefa Ortiz de Domínguez

Nació en la ciudad mexicana de Valladolid (actual Morelia), perteneciente al estado de Michoacán, en aquel momento parte integrante del Virreinato de Nueva España. Su origen fue morisco, es decir, fue el fruto de la unión entre una mulata y un blanco español. Quedó huérfana de madre de pequeña y su tía se hizo cargo de su cuidado. Su nombre completo fue María Josefa Cresencia y Ortiz.

Estudió en el Colegio San Ignacio de Loyola, con orientación jesuita. Si bien fue una institución académica católica y se ocupó de instruir a las niñas en esta asignatura, también, le dedicó relevancia a la instrucción, con una perspectiva moderna, de la escritura, la lectura, música, poesía, doctrina y labores manuales. Allí conoció a su futuro marido: el prestigioso abogado Miguel Domínguez, un aportante de la escuela, padre de dos niñas, 19 años mayor que ella y cuya esposa se encontraba gravemente enferma. Tenía 17 años.

Quedó embarazada de Domínguez y por supuesto tuvo que abandonar la escuela ante el escándalo que ello implicó.

Se casó con Domínguez cuando él enviudó. Criaron catorce hijos.

Su marido fue designado corregidor de Querétaro, un puesto equivalente al de gobernador, y se mudaron a dicha ciudad.

Pronto, a razón de su sensibilidad social y de la buena administración que llevó a cabo su marido, consiguieron el respeto y la estima de los ciudadanos.

Fue una dedicada y querida anfitriona de las tertulias y reuniones que su esposo llevó a cabo en su casa en cumplimiento de su cargo. En la actualidad dicha vivienda es el Palacio Ejecutivo de Querétaro, Esto la acercó a compatriotas que pregonaban y defendían la independencia, inspirados en los movimientos suscitados en Europa, tales como la Revolución Francesa. También enarboló los valores de la fraternidad, la libertad, la igualdad y los derechos de los hombres.

Influenciada por las ideas que proponían la liberación de la opresión empezó a comandar unas tertulias literarias en su casa que, en la realidad, fueron la excusa para propiciar encuentros entre quienes sostenían la idea de la independencia. Participaron el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, Juan Aldama, Ignacio Allende, entre otros reconocidos precursores del movimiento insurgente.

La conspiración de Querétaro que protagonizó con su equipo fue descubierta por una traición interna. Pusieron en aviso a la autoridad religiosa española, y éste, a su vez, le exigió al corregidor que intervenga.

Domínguez protegió a su esposa y ella hizo lo imposible para que el mensaje de alerta llegase al cura Hidalgo. El descubrimiento del plan llevó al adelantamiento del levantamiento insurgente que se adelantó de octubre a septiembre.

Estalló la revolución independentista con el llamado Grito de Dolores, un proceso largo, sangriento y complejo que recién en 1821 logró declarar la independencia.

Josefa y su marido fueron detenidos y acusados de ser partícipes de la conspiración.

Fue encarcelada en diversos conventos de las ciudades de México y Querétaro y separada de su esposo e hijos. La presión popular logró la liberación de Domínguez, mientras que ella recién fue liberada cuando estaba a punto de dar a luz.

A pesar de todo continuó trabajando a favor de la causa como informante.

Fue detenida y trasladada a la ciudad de México. La acusaron de conspiración y fue recluida e incomunicada en el Convento de Santa Teresa la Antigua. Le endilgaron cargos de sedición, comportamiento escandaloso e inapropiado y de apoyar moral y económicamente la causa insurgente. Su marido renunció al cargo de corregidor para asumir su defensa.

A pesar de solicitarle, a través de varias cartas dirigidas al virrey, su liberación para ejercer el cuidado de sus hijos y de su marido que se encontraba enfermo, no obtuvo respuesta positiva. Tuvo su segundo hijo en prisión y su salud se resintió profundamente.

Fue condenada a cumplir cuatro años de cárcel. Fue liberada al año y accedió al beneficio de prisión domiciliaria. Tenía 49 años.

Se proclamó la independencia. Cuando Agustín Iturbide se hizo designar emperador de México activó su oposición porque consideró que ese tipo de ejercicio político atentaba contra los ideales que defendió durante años.

Se negó a recibir una compensación económica por sus aportes a la patria porque consideró que ello era un deber de cualquier ciudadano.

Murió en la ciudad de México. La sepultaron en el Convento y luego exhumaron sus restos para enterrarlos junto a los de su marido en el Panteón de los Queretanos Ilustres creado una década después de su fallecimiento. Tenía 60 años.

Fue homenajeada por el gobierno mexicano con la puesta en circulación de un billete de $ 5 con su imagen.

Existen dos monumentos que la honran, uno en la ciudad de México, en la Plaza de Santo Domingo y el otro en la llamada plaza Corregidora en Santiago de Querétaro. También hay calles, escuelas y hospitales que fueron bautizados con el nombre de corregidora en su honor.

El estado de Santiago de Querétaro fue bautizado con su nombre.

Su imagen apareció en el mural denominado Independencia, en el Palacio Ejecutivo, ejecutado por el artista Víctor Rojas.