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- 17/02/1827
Nació en Zúrich, Suiza. Su padre, de profesión médico, falleció cuando él tenía tan solo 6 años. Durante su infancia compartió mucho tiempo con su abuelo materno, un pastor religioso, a quien acompañó en sus visitas a campesinos; en estas experiencias de vida tomó conocimiento de la pobreza que primaba en este sector de la población y cómo la misma afectó la ausencia de la educación y marcó el inicio de la vida laboral a muy temprana edad.
Ingresó al Collegium Humanitis, una prestigiosa institución educativa, en la que recibió una completa instrucción sobre política, historia y los idiomas griego y hebreo.
Impactado por la problemática social desistió de una carrera eclesiástica y reforzó su formación en los campos de la política y el derecho.
Integró la Fundación Helvética, una agrupación fundada por un profesor y por filósofos, que procuró la defensa de los valores de la obra de Rousseau, que había sido prohibida por el gobierno suizo por considerarla peligrosa y amenazante para las autoridades políticas y religiosas vigentes.
Escribió en uno de los órganos de dicha asociación, el periódico Der Erinnerer, que fue clausurado por la difusión de artículos en los que se acusaba al gobierno y a la iglesia de corrupción.
Fue encarcelado y se ganó un buen número de detractores en el campo de la política.
Se casó con Ana, quien le llevaba 8 años. Con ella tuvo a su único hijo que padeció de epilepsia, hecho que preocupó constantemente a la pareja.
Pretendió establecer una escuela industrial, siguiendo los pasos de un compañero en la fundación, y compró una finca para darle este fin.
La propuesta avanzó y fracasó, rápidamente, ante la imposibilidad de hacerle frente a los obstáculos financieros.
Se volcó a la literatura; utilizó las experiencias atravesadas con su abuelo, en los encuentros con campesinos, y escribió la obra, de cuatro volúmenes, Leonardo y Gertrudis, que tuvo relativo éxito.
Presentó un proyecto educativo al gobierno suizo, que fue aceptado, y que puso en marcha en la ciudad de Stans, en un orfanato. Los excelentes resultados obtenidos en su rol como educador le valieron el respaldo político y la posibilidad de abrir otra escuela en Burgdorf.
Falleció su hijo, a la edad de 31 años, en tanto, su nieto y su nuera, decidieron vivir con él en el instituto.
Su método, basado en la práctica y la observación, se asentó y difundió exitosamente por toda Europa, a lo largo de dos décadas, ininterrumpidamente.
Lo mudó a Yverdon donde creció fabulosamente. La influencia política de Napoleón restringió la evolución de su trabajo, y entonces, decidió trasladarlo. Abrió nuevas escuelas, entre ellas, una para niños sordomudos.
Hizo hincapié en los siguientes aspectos: abordaje de conceptos concretos antes que los abstractos; trabajar lo cercano; iniciar con ejercicios simples antes de pasar a los complejos y siempre de modo gradual.
Para él, los objetos y la actividad fueron la base del proceso de educativo; fue partidario de otorgarles a los estudiantes la libertad necesaria para que puedan lograr sus intereses y ser los hacedores de sus propias conclusiones.
Estaba en contra de la imposición y construcción de conocimientos previos.
Consideró que la familia era clave en la primera etapa del desarrollo del niño.
Murió su esposa.
En los últimos años de su vida debió afrontar conflictos internos entre los maestros del instituto que lo afectaron emocionalmente.
Se cerró el instituto ante la incapacidad de resolver la problemática entre los docentes, sin embargo, su método, se extendió por todo el mundo, y a la fecha sigue vigente en miles de instituciones educativas que lo implementaron.
Regresó a Neuhof y escribió sus memorias.
Murió en la ciudad suiza de Brugg, a los 81 años.