Imposiblemente, un hombre no deje alguna marca personal en su paso por la tierra, y en el caso del físico escocés James Clerk Maxwell, sin dudas, su marca personal, insoslayable, y la que lo catapultó a la fama del medio en el cual se desempeñó fue el desarrollo de la teoría electromagnética, a partir de la síntesis de todas las observaciones, experimentos y leyes anteriores.
Y sus ecuaciones, conocidas como las ecuaciones de Maxwell, también abrieron la luz en varios aspectos, demostrando que el magnetismo, la electricidad y la luz resultan ser manifestaciones del fenómeno del campo electromagnético.
Maxwell es oriundo de Edimburgo, Escocia, donde nació el 13 de Junio del año 1831, en el seno de una familia de clase media.
Su padre era abogado y a su madre la perdió cuando todavía era un niño.
La educación básica la recibió en la Edimburg Academy bajo la tutela de su tía Jane.
A los 16 años ingresó a la Universidad de Edimburgo y luego a la de Cambridge, donde se graduaría; en cada una supo deslumbrar a su entorno por su increíble capacidad a la hora de la resolución de problemas físicos.
También, Maxwell, desplegaría una notoria labor como profesor, desempeñándose como profesor de filosofía natural en el Marischal College de Aberdeen, y como profesor de filosofía natural en el King’s College de Londres.
A comienzos de la década del sesenta ingresó a la Royal Society y diez años más tarde sería nombrado como director del Cavendish Laboratory.
En su obra Treatise on Electricity and Magnetism, Maxwell, vertió sus más importantes aportes al campo del electromagnetismo que lo llevaron a convertirse en uno de los científicos más importantes de la historia.
Su intención era clara: justificar de modo matemático conceptos físicos que habían sido descriptos hasta ese momento pero cualitativamente.
Por otra parte, trabajó en el desarrollo de la teoría del color y de la visión, y estudió la naturaleza de los anillos del planeta Saturno, demostrando que los mismos no estaban conformados por un único cuerpo sino que deberían estar formados por una miríada de cuerpos más pequeños.
Y hasta al ámbito de la fotografía haría hablar, demostrando que era posible realizar fotografías en color empleando una combinación de filtros rojos, verde y azul.
Por esto obtuvo el reconocimiento de la Medalla Rumford.
Maxwell falleció bastante joven, 48 años, el 5 de Noviembre del año 1879, en Cambridge, como consecuencia de un cáncer abdominal.