Bien podría ser el personaje de un thriller político, pero no lo es, su historia parece ficción pero es absolutamente real, y por lo increíble e inédita, desde la primera semana de octubre de 2018, copó las páginas de todos los medios de comunicación masivo: internet, televisión, prensa escrita.
Escritor y periodista saudita, con una larga trayectoria profesional en su patria, y fuera de ella en el prestigioso periódico The Washinton Post, se presume fue asesinado y descuartizado en el consulado árabe en Turquía, el 2 de octubre de 2018 cuando desapareció
El último lugar en el cual se lo vio fue justamente en dicha sede diplomática a la cual concurrió para tramitar unos documentos vinculados con su inminente casamiento con una ciudadana turca.
Jamás salió del edificio y fue declarado oficialmente desaparecido ese día hasta que empezaron a trascender los oscuros detalles de su presunto crimen salvaje.
A la gravedad institucional que significa que un periodista desaparezca hoy día en una sede diplomática se le suman los detalles escalofriantes de cómo habrían sido sus últimas horas de vida: torturas, sedación, ataque, y su cuerpo descuartizado fue retirado en pedazos en el más absoluto secretismo por parte de las autoridades diplomáticas sauditas
La policía turca asegura que los hechos ocurrieron como describimos, mientras que el gobierno saudita lo niega rotundamente y asegura que el periodista salió con vida del consulado.
Los medios de prensa turca publicaron que un grupo de funcionarios saudíes llegaron a Turquía, por la fecha de la presentación del periodista al consultado, entre ellos Salah Tabiqi, experto forense, quienes se habrían ocupado de diseccionar el cadáver de Khashoggi, de ocultarlo, y sacarlo del consulado
El crimen habría durado un poco más de cinco minutos.
Cuando el periodista ingresó a la oficina del cónsul fue detenido, drogado, y llevado a un cuarto donde se procedió a descuartizarlo, y según trascendió también por la prensa, la acción habría sido musicalizada, para sumarle más ingredientes curiosos a un verdadero horror.
Presuntamente, los detalles fueron obtenidos a través de micrófonos secretos instalados en la sede diplomática y que captaron todo lo sucedido.
El conocimiento de estos pormenores causaron estupor mundial y hay un grupo de fiscales e investigadores dedicados exclusivamente a encontrar restos biológicos del periodista en el consulado, para confirmar o desestimar las versiones.
Nacido en Arabia Saudita, en la ciudad de Medina, en 1958, decidió emigrar de su país en 2017 a raíz de las persecuciones políticas padecidas por parte del régimen que gobierna la nación
Su abuelo de origen turco se casó con su abuela, una mujer árabe, y se estableció en el reino fundado por el monarca Abdulaziz de quien además supo ser su médico personal de urgencias.
Desde su intensa actividad periodística en el Washington Post criticó dura y abiertamente al rey Salman y al príncipe heredero Mohámed, a quienes muchos señalan como el ideólogo del cruel final del periodista.
Entre otras cuestiones coyunturales, manifestó su oposición a la intervención saudita en Yemen
Lo cierto es que el gobierno saudí ha resultado muy comprometido a razón del público enfrentamiento entre el periodista y el príncipe heredero.
Estados Unidos, principal socio político y comercial del reino árabe, se encuentra entre la espada y la pared tras la irrupción del caso, ya que se debate entre creer las macabras revelaciones turcas sobre su aliado, y avanzar en el esclarecimiento del crimen de un ciudadano árabe residente en su país, o apoyar como siempre lo ha hecho al reino.