Jaime I de Aragón, bautizado como el conquistador, no por capricho sino como consecuencia de la expansión territorial que logró durante su largo reinado, anexando varios territorios a los ya dominados, supo ser el monarca de Aragón, Valencia, de Mallorca y llevó los títulos de Conde de Barcelona y Señor de Montpellier, ciudad en la cual había nacido un 2 de febrero del año 1208.
Monarca de Aragón y otros estados que se destacó por la expansión territorial que logró
Jaime era hijo de Pedro II el católico y de María de Montpllier.
Su nacimiento estuvo rodeado de conflictos, ya que su padre no lo quería porque en realidad tampoco quería a su madre con la cual se había casado de manera forzada.
María lo engañó y así logró que naciese un sucesor y esto enojó por supuesto a Pedro quien recién conocería a su hijo a los dos años de edad.
Cuando tenía nada más que cinco años, su padre muere en una cruzada y ese mismo año, 1213, muere su madre también, con lo cual queda huérfano siendo un pequeño.
Regencias y asunción al poder
En ese momento hereda la corona de Aragón, pero claro, era muy chico para asumir la gestión y por ello el gobierno quedó a cargo de regentes como era costumbre.
Durante las regencias, los aragoneses se rebelaron en varias ocasiones contra su rey.
En 1225 asume el mando y poco a poco pudo revertir esa antipatía, a fuerza de conquistas y de anexiones territoriales.
Fue un gran impulsor del comercio a través del Mediterráneo pero también tuvo que afrontar algunos problemas internos, como por ejemplo la rebelión de uno de sus hijos, y la de otro de sus descendientes extramatrimoniales.
Estuvo casado con Leonor de Castilla y luego con Violante de Hungría.
Cuando fallece en el año 1276 divide los reinos y entonces a su hijo Jaime le lega Baleares, Montpellier y Rosellón, y a Pedro Valencia, Cataluña y Aragón.