Jacques Bossuet fue uno de los más acérrimos defensores del absolutismo monárquico durante el siglo XVII. Fue básicamente un hombre de la iglesia, que se dedicó a la evangelización, a difundir el mensaje de Dios, y por otra parte también teorizó sobre varios aspectos de su tiempo, especialmente aquellos religiosos vinculados a la política y por ello es que también se lo considera un destacado intelectual de su tiempo en esta materia.
Bossuet defendía por sobre todas las cosas que la autoridad y la legitimidad del monarca devenían de Dios. Ningún mortal ni ninguna clase social tenía nada que ver con esa legitimidad sino únicamente Dios se la daba al rey y ante él mismo debía rendir cuentas el monarca…
Esa idea, Bossuet, la defendió a ultranza en tiempos del gobierno del Rey Luis XIV, de quien fue un gran preferido.
Por otra parte y ante la asamblea eclesiástica de su país se ocupó de defender la idea de separación de Francia de la Iglesia con sede en Roma y también cuestionó la figura del Papa que estaba ciertamente enfrentado con el rey de Francia.
Su nacimiento se produjo en la ciudad francesa de Dijon, un 27 de septiembre del año 1627, en el seno de una familia vinculada a la justicia.
Profundizó estudios de teología y de filosofía durante su adolescencia, luego estudió derecho y finalmente decidió seguir su vocación religiosa, ordenándose como sacerdote en el año 1652.
Gracias a su tarea evangelizadora y a los reconocidos sermones que solía difundir se gana una notable repercusión en el ambiente religioso y político de su época, convirtiéndose en uno de los preferidos de la familia real, como ya señalamos. Incluso por esa cercanía con los monarcas se convirtió en el preceptor del heredero al trono.
En 1670 se lo consagra como obispo de la comuna francesa de Condom. Y once años después es nombrado obispo de la ciudad de Meaux.
Fallece en Paris, un 12 de abril del año 1704.