Cuando hablamos de jacobinismo nos referimos al ala republicana y radical de la Revolución Francesa. Este partido, liderado por Maximilien Robespierre, accedió al mando de la Asamblea Nacional en junio de 1793 luego de desplazar a los girondinos, su contraparte moderada.
Una vez en el poder, los jacobinos impulsaron un régimen del terror que llevó a la guillotina a una gran cantidad de personas, incluidos el rey Luis XVI y su esposa, María Antonieta. No obstante, siendo representantes de la pequeña burguesía y los sectores populares, se erigieron como defensores de la igualdad, la libertad y la soberanía popular, logrando una gran avanzada en la sanción de derechos individuales. El gobierno jacobino cayó en julio de 1794 tras un golpe de Estado llevado a cabo por los termidorianos y Robespierre fue ejecutado públicamente días más tarde de su derrocamiento.
Historia
El 5 de mayo de 1789, el rey Luis XVI convocó en Francia a la Asamblea de los Estados Generales para buscar una solución a la severa crisis económica que atravesaba su reinado. Dicha Asamblea estaba conformada por el Primer Estado (el clero), el Segundo Estado (la nobleza), y el Tercer Estado (el pueblo). A diferencia de otras ocasiones, en 1789, el Tercer Estado se liberó de los otros dos estamentos hasta autoproclamarse como Asamblea Nacional el 17 de junio de ese mismo año, dando inicio así a la Revolución Francesa.
En ese contexto, un grupo de representantes del Tercer Estado comenzaron a desarrollar sus ideas en reuniones sociales dentro del Club Bretón. Este grupo, siendo en un principio defensor de un modelo monárquico-constitucional, se escindió tras el fallido intento de huida a Varennes del monarca Luis XVI, en junio de 1791. De esta forma, surgieron dos variantes: por un lado, los seguidores de Robespierre que promulgaban la abolición de la monarquía y, por otro lado, el Club des Feuillants, liderado por Brissot, que aún defendía la idea de una monarquía constitucional.
Para septiembre de 1792, el primer grupo se dio el nombre de Sociedad de los Jacobinos Amigos de la Libertad y de la Igualdad y, uniéndose con los sans-culottes (es decir, el bajo pueblo que no pertenecía a la burguesía), iniciaron una política de oposición a los girondinos, el ala más conservadora de la Asamblea que en aquel momento constituía la mayoría.
Así, en junio de 1793, los girondinos fueron desplazados del poder ya que los jacobinos comenzaron a controlar los órganos políticos revolucionarios. Fue en ese momento que inició el llamado “Reino del Terror”, mediante el cual los jacobinos atacaron violentamente a todos los que no se plegaran a su ideología republicana radical. Incluso varios seguidores iniciales de su doctrina fueron ejecutados por ser moderados. La justificación de la aplicación del terror estaba basada en la defensa de la forma de gobierno republicana.
El terror se mantuvo hasta el 27 de julio de 1794, o 9 de Termidor, momento en que los termidorianos llevaron a cabo un golpe de Estado y pusieron fin al gobierno jacobino. Asimismo, dispusieron el arresto y la ejecución en guillotina de Robespierre, Saint-Just y varios de sus seguidores. Para noviembre se declaró ilegal a la Sociedad de Jacobinos y así fue desapareciendo hasta su declive absoluto en 1799 tras el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder.
Características
Los jacobinos constituían uno de los partidos que representaban al Tercer Estado. El mismo se caracterizó por su lucha contra el gobierno monárquico. De hecho, tuvieron un importante rol en la ejecución del monarca Luis XVI, acusándolo de conspiración para aniquilar la revolución.
Respecto de su ideología política, los jacobinos defendían la forma de gobierno republicana por lo que entendían que toda la ciudadanía debía participar en la toma de las decisiones públicas. En otras palabras, los jacobinos, inspirados en el Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau, basaron sus políticas en la idea de soberanía popular por la cual el pueblo sería el poseedor del poder, pero lo delegaría a sus representantes para beneficiar al bien común por encima de los intereses individuales.
Como se puede deducir, el jacobinismo era un defensor de la democracia. Por tal motivo, instauró el derecho al sufragio universal masculino para que todos los hombres, independientemente de su estrato social, pudieran participar activamente de la política. En la misma línea, en 1793, instauró la obligatoriedad de la escuela primaria con el objetivo de formar a ciudadanos pensantes.
Además de lo mencionado, los jacobinos estaban a favor del centralismo político, es decir que consideraban que la soberanía no era divisible y que un solo centro debía concentrar el poder ya que eso generaría un Estado más fuerte a la hora de actuar y tomar decisiones.
Finalmente, vale señalar que este partido, basándose en ideales de igualdad y libertad y siendo defensor del espíritu de las leyes, tuvo un importante rol histórico en lo que refiere a la sanción de derechos individuales. Fue durante el jacobinismo también que se votó, en 1794, la abolición de la esclavitud. Todas estas cuestiones, desde ya, bajo el régimen del terror por el cual se perseguía, violentaba y asesinaba a sus opositores.
Referencias bibliográficas
Brinton, C. (1962), “Los jacobinos”, Buenos Aires: Editorial Huemul.Lefebvre, G. (2003), “La revolución francesa y el imperio (1787-1815)”, México: Fondo de Cultura Económica.
Autora
Escrito por Mercedes Roch para la Edición #122 de Enciclopedia Asigna, en 03/2023. Mercedes es Profesora y Licenciada en Historia, egresada de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Maestranda en Estudios Culturales Latinoamericanos. Autora de Primeras (Editorial Malisia).