Sin lugar a dudas el descubrimiento de América en manos del navegante español Cristóbal Colón fue el hecho más destacado del siglo XV; la posibilidad de una nueva fuente de comercio, de riqueza y porque no también de conocimiento de una nueva cultura fueron las consecuencias más destacadas de este acontecimiento para España, el país descubridor, en tanto, Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la católica, por su férrea fe religiosa, supo ser una pieza imprescindible para la concreción del descubrimiento, ya que como máxima gobernante española depositó su confianza, y también unos cuantos pesos para que Colón abriese una nueva ruta comercial, diferente de la que se iba en busca pero que reportó notables dividendos…
Isabel nació el 22 de Abril del año 1451, en el Convento de San Agustín, en Madrigal de las Altas Torres en Castilla.
Era hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal.
Su hermano Enrique IV fue el heredero natural al trono una vez fallecido su padre y aunque la tradición imponía que a Enrique IV lo debía suceder su hija Juana La Beltraneja, nada de ello se cumplió, ya que el propio Enrique IV a través del pacto de los toros de Guisando desestimó a su hija y nombró heredera al trono a su hermana Isabel.
Isabel estaba comprometida desde sus primeros años de edad con el príncipe Fernando de Aragón, en tanto, cuando cumplió los 18 años, en el año 1469, sellaron oficialmente el compromiso casándose.
Tal situación despertó la ira de Enrique IV quien decidió desheredar a su hermana y rehabilitar en la sucesión a su hija Juana…
Una vez que en el año 1474 fallece el rey Enrique IV se suscita una ardua disputa sucesoria que deviene en guerra civil; por un lado, un sector de la nobleza reconocía a Isabel, y por otro lado había otra facción que proponía a Juana.
A pesar de contar con el apoyó portugués por haber sido desposada por Alfonso V de Portugal, Juana quedó al margen y su tía Isabel asumió como reina en el año 1474.
En 1479, su esposo Femando II hereda el trono de Aragón con lo cual se produce la fusión de ambas coronas: Castilla y Aragón.
La propuesta de ambos monarcas, Isabel y Fernando, era compartida: fortalecer el poder real dentro de sus reinos, estimular la economía y fortalecer en materia exterior a España.
Para promover la monarquía se creó la Santa Hermandad , una institución que se ocupaba conjuntamente de garantizar el orden público y de cumplir la administración de justicia y el Consejo Real se convirtió en el órgano de gobierno más destacado.
Los pilares económicos, por su lado, fueron un estricto sistema fiscal, promoción de la ganadería ovina y el comercio de lana y en materia de política exterior, como dijimos, fue sustancial la expedición que la reina acompañó y que terminó descubriendo América.
Y como no podía de ser otro modo, Isabel I, defendió la fe religiosa a ultranza creando el tribunal de la inquisición que se ocupaba de garantizar la ortodoxia católica y también expulsando a los judíos y musulmanes del territorio español.
El 26 de noviembre de 1504 fallece a los 53 años en el Palacio Testamentario de Castilla a causa de un cáncer de útero. La sucede su hija Juan I, más conocida como La Loca.