Hay objetos y utensilios cotidianos que pasan desapercibidos, aunque cumplen una función importante. El interruptor sería un buen ejemplo de este tipo de circunstancias.
El interruptor es un dispositivo destinado a conectar o desconectar la luz de una vivienda o un aparato de tipo eléctrico. Se puede afirmar que donde hay electricidad tiene que haber necesariamente uno de estos dispositivos.
Mentalmente todos tenemos una imagen de cómo es un interruptor: un pulsador de color blanco que se encuentra dentro de una cajetilla del mismo color y que está situado en las distintas dependencias de un hogar. Esta imagen está muy extendida, aunque poco a poco el interruptor tradicional está siendo sustituido por otros dispositivos no manuales, especialmente aquellos que se encienden y apagan a partir de unos sensores y una programación informática del hogar (técnicamente conocida como domótica).
El sistema eléctrico en la mayoría de hogares todavía funciona con los tradicionales interruptores. Éstos pueden ser convencionales (que funcionan con corriente alterna de tipo monofásica), conmutados (que son los más comunes y permiten tener un punto de luz desde dos interruptores) o cruzados (controlan la luz con tantos interruptores como se desee).
El interruptor cumple una función relacionada con el suministro de energía, algo que tiene un coste elevado en la mayoría de países. Por este motivo, en los últimos años se han puesto en marcha unos interruptores que controlan la potencia de manera automática, los ICP. La instalación de estos dispositivos permite limitar la potencia que se consume y, en consecuencia, tener un mayor control sobre el gasto que se realiza.
Algunos dispositivos eléctricos requieren de un tipo específico de interruptores, los microinterruptores, que resultan muy prácticos para ciertas funciones que se realizan en un vehículo.
Al margen del ámbito de la electricidad, el concepto de interruptor tiene también otro sentido. En el mundo de la bioquímica se ha acuñado el término de interruptor molecular. Se trata de una un tipo de molécula que puede presentar varios estados distintos; algo que se produce de manera sintética y que está relacionado con una disciplina muy reciente, la nanotecnología. Una de sus aplicaciones posibles es su adaptación a ciertos procesos fisiológicos en organismos vivos, los cuales se pueden activar o desactivar, es decir, encender y apagar como un interruptor.