Es muy probable que no nos demos cuenta de que estamos proyectando ideas en los demás a partir de nuestra imagen personal. Enviamos mensajes la mayoría de veces de una manera inconsciente sobre nosotros mismos. Estos mensajes influyen sobre la opinión de los otros, sobre la imagen pública que tenemos.
Los expertos en comunicación e imagen son profesionales que analizan qué es la imagen pública de un individuo. Según estos especialistas consiste en toda una variedad de aspectos que informan sobre quiénes somos.
¿ Cuáles son los aspectos que conforman la imagen pública ? De entrada, la apariencia física es determinante. Es nuestra primera tarjeta de visita. La imagen que tenemos no es simplemente una cuestión de aspecto físico. Se trata de un conjunto de pequeños detalles: higiene personal, vestimenta, peinado, gestos y todo aquello que es visible.
Por otra parte, nuestra manera de comunicarnos es otro elemento de la imagen pública. El tipo de lenguaje que empleamos, la dicción, la facilidad de palabra o la comunicación no verbal. En pocas palabras, cómo comunicamos nuestras ideas y, sobre todo, su efectividad en los demás.
El comportamiento social es otro factor que participa a la hora de crear una imagen pública. Las costumbres que tenemos, las aficiones o el estilo de vida. Si alguien, por poner un ejemplo concreto, tiene gustos caros y es amante del lujo tiene que asumir que está proyectando una valoración determinada sobre los que le rodean.
A las personas anónimas les afecta cómo son valoradas, porque de ello puede depender un trabajo o el ascenso social. Sin embargo, a quien realmente le importa su imagen pública es a los representantes políticos o individuos relevantes en la sociedad. Algunos de ellos contratan a asesores para que mejoren su imagen. Estos profesionales intentan aprovechar las cualidades de sus clientes y minimizar todo aquello que pueda ser valorado negativamente. Uno de los aspectos que más subrayan es la credibilidad a la hora de comunicar. Esto quiere decir que una idea puede ser muy válida, pero de poco sirve si quien la expresa lo hace de manera fingida, ya que es muy difícil engañar a los otros, pues nos acabamos delatando. Por este motivo, se recomienda construir la imagen pública a partir de lo que somos en realidad.