- 355-370
- Hipatia de Alejandría
- Carácter y formación
- Docente y más…
- 390 – 392
- 391
- 03/415-416
- Post Mortem
- 1853
Habría nacido entre estas fechas, en la ciudad de Alejandría, Egipto, por aquel tiempo bajo el dominio del Imperio Romano de Oriente. Vale mencionarse que, lo que se sabe de ella trascendió gracias a lo que escribieron sus discípulos.
Por aquellos años, Alejandría, era un centro comercial e intelectual muy relevante en el Delta del Río Nilo y el lugar por excelencia donde se mantuvo y cultivó la cultura helena clásica.
Se caracterizó por estar conformada por una variedad de orígenes, lo que le aportó un claro carácter cosmopolita. Vivieron griegos, judíos, cristianos, egipcios, árabes, sirios, persas y romanos.
Fue creada por el conquistador Alejandro Magno, justamente, con el objetivo que fuese el centro del mundo. Cuando Magno falleció, en el año 306 A.C., fue dividida.
Sus coetáneos destacaron su templanza y cortesía y no sentirse intimidada ante ninguna reunión en la que predominaban los hombres. No se puede eludir que fue una mujer muy bella físicamente. Aunque no hay precisiones, se presume que no se casó ni tuvo descendencia.
Su padre, de nombre Teón, fue un reconocido matemático, astrónomo y director de la Biblioteca del Serapeo. Fue quien supervisó su formación y la impregnó de un halo liberal para que ella pudiese desarrollar sus aptitudes sin presiones y estudiara matemática, filosofía y astronomía sin que nadie se inmiscuyera en ese proceso.
Estudió en el prestigioso instituto llamado Museo y luego realizó viajes por Atenas e Italia donde asistió a la Escuela Filosófica que dirigieron Temistius y Plutarco, entre otros.
El Museo y la Biblioteca fueron las dos instituciones académicas más relevantes de Alejandría, fundados por la dinastía Ptolomeica, en los cuales se formaron grandes filósofos, intelectuales y escritores.
Cuando regresó a su ciudad se dedicó a la docencia de asignaturas como matemáticas, filosofía, astronomía, mecánica, entre otras, a todas aquellas personas que así lo quisiesen y sin diferencias por sus creencias religiosas.
Uno de sus alumnos más famosos fue el filósofo cristiano Sinesio de Cirene que llegó a ocupar el cargo de Obispo de Temópolis.
Se le reconoció como autora de los siguientes trabajos: comentario de Aritmética de Diofanto de Alejandría, comentario de las secciones cónicas de Apolunio de Perga y el Canon Astronómico. Por otra parte, colaboró con su padre en la revisión de la obra Elementos de Euclides.
Creó el hidrómetro, una herramienta que destila agua y mide la densidad de los líquidos.
Escribió diversos trabajos científicos y comentó importantes obras de matemáticas. También construyó y mejoró muchos instrumentos astronómicos.
Fue docente de la cátedra de Filosofía en la escuela de Alejandría. Enseñó doctrinas de Platón y de Aristóteles a paganos y a cristianos.
Los cristianos alejandrinos más ortodoxos empezaron a manifestar su intransigencia contra la cultura pagana y animaron ejercer gran hostilidad contra ellos.
El emperador Teodosio I decretó el fin de los cultos, templos paganos y oráculos.
El obispo Teófilo, el Serapeo fue retenido por cristianos y sus monumentos se profanaron.
Cirilo sucedió en el cargo a su tío, el obispo Teófilo y se inició una disputa con el prefecto de Orestes. El tema que los mantuvo enfrentados fue un debate respecto de la naturaleza de Cristo.
Fue consejera política de Orestes, prefecto romano en Alejandría, a instancias de su disputa con el obispo local. Esa intervención marcó el comienzo de su persecución y final trágico.
Surgieron rumores que, a causa de su influencia, Orestes, siguió rivalizando con el obispo.
Como Hipatia mantuvo una gran cercanía con Orestes, los cristianos, la responsabilizaron del conflicto. También se especuló con que Cirilo, a sabiendas de la gran cantidad de personas que asistían a las clases de Hipatia, le tomó una gran aprehensión.
Fue asesinada por un grupo de cristianos muy violentos, ganados por la ira, por ese presunto ataque contra el obispo Cirilo. Fue cruelmente linchada por esta turba enardecida.
La interceptaron en su carro cuando se dirigía a su casa y la tiraron al suelo. Le arrancaron sus prendas y la arrastraron hasta una iglesia de las cercanías. La despedazaron y le arrancaron la carne de sus extremidades con piedras afiladas. Con sus restos se dirigieron al Cinarion y los arrojaron al fuego. Argumentaron que se trató de una peligrosa hechicera.
Su asesinato causó un shock tremendo en la ciudad y en el universo intelectual; muchos colegas la elevaron al lugar de mártir de la filosofía y emprendieron una férrea oposición al cristianismo en expansión. Su anhelo que el neoplatonismo y el cristianismo pudiesen respetarse y convivir fue una utopía.
Paradójicamente, durante el Medioevo, fue elegida símbolo de la virtud cristiana; en contraposición, en el Siglo de la Luces (XVIII), se erigió en referente de los opositores al catolicismo. Y finalmente, en el siglo XX, se la tomó como modelo del feminismo.
El autor Charles Kingsley escribió la novela Hipatia que la consagró como la última gran representante del mundo heleno.