Fue en una parte de su vida la versión mexicana del popular personaje Robin Hood, aquel héroe arquetípico inglés, que presuntamente existió durante el medioevo, y que sobresalió por robarle bienes a los más ricos para luego repartirlos entre los pobres.
Este «Robin Hood Mexicano» luego de haber pasado un período en la cárcel injustamente: asaltó las haciendas de los terratenientes más pudientes y repartió los botines con los más necesitados
Su nacimiento se ubica en el estado de Sinaloa, en el año 1855.
Cuando tenía 18 años sus padres fallecieron y un tío, que se haría cargo de él, le consiguió trabajo en una compañía minera.
A razón de su excelente desempeño y comportamiento fue rápidamente ascendido, sin embargo, un compañero que lo envidiaba lo traicionó y acusó de haber robado sin ser ello cierto.
De todos modos, pasó diez largos años en la cárcel en los que se dedicó especialmente a la lectura de libros con contenidos socialistas y marxistas.
El resultado fue la creencia que las personas adineradas eran delincuentes que se habían hecho millonarios a costa de sus trabajadores más pobres, explotándolos, y que en realidad a ellos les pertenecían sus riquezas.
Hacia los bienes materiales de los ricos hacendados es que dirigió su acción tras salir de la cárcel, luego repartía el botín con quienes más lo necesitaban.
Así se fue convirtiendo en un personaje muy singular de aquellos años, que despertaba a su paso tanto amores y adhesiones como desprecio.
Más de una vez se le puso precio a su cabeza…
Tras un tiempo en el cual se dedicó a trabajar el campo que se había comprado decidió liderar una revolución contra el gobierno del presidente Porfirio Díaz, que presentaba una fuerte impronta autoritaria y que propició una debacle social a raíz del programa político y económico que implementó y que derivó en una marcada desigualdad social y la explotación de comunidades indígenas
Se convirtió en una de las más grandes pesadillas y afrentas del presidente Díaz, llegando en un momento a controlar una gran parte del territorio gracias a su don como estratega y al apoyo conseguido en especial entre los habitantes más sencillos.
No pudo sostenerse en el tiempo ante la perdida de aliados valiosos y cayó gravemente enfermo.
Tenía planeado exiliarse en Estados Unidos pero las fuerzas enviadas por Díaz lo encontraron antes y fue asesinado en el año 1888.