Lo habitual es aquello que sucede de modo reiterado. El término proviene de hábito, de una costumbre o actividad que se ejecuta con regularidad. Las sociedades como las personas suelen tener distintos accionares que se repiten de modo frecuente y que dan cuenta de una regularidad, de un patrón. Desde el punto de vista de la naturaleza humana, el concepto de habitual tiene también una raigambre filosófica y religiosa. En efecto, puesto que lo habitual es un tipo de comportamiento regular, se deriva que es de enorme importancia observar de qué manera una persona puede internalizar en su personalidad patrones de conducta y de qué manera estos pueden perjudicarla o beneficiarla.
Para dar cuenta de esta orientación filosófica y antropológica, debemos retrotraernos a la antigua Grecia. Como es sabido, esta fue cuna de la tradición filosófica occidental, siendo Aristóteles uno de los más grandes exponentes de esta condición. En sus obras, el filósofo hace una reflexión profunda acerca de lo que significa en la experiencia humana lo habitual. Todos los hombres comparten pasiones y emociones, pero se comportan de modo distinto ante ellas. Un hábito, justamente, es un tipo de reacción recurrente ante una determinada pasión que una persona tiene. Este tipo de planteamiento tiene enormes consideraciones desde el punto de vista ético, puesto que tanto los vicios como las virtudes pueden entenderse como recurrencias en el comportamiento ante las pasiones que nos inundan.
Esta observación tuvo un enorme calado en el ámbito religioso durante el período conocido como Edad Media. Es sabido que Santo Tomás de Aquino se encargó de realizar una síntesis entre muchos de los conceptos de Aristóteles y la fe cristiana. En este sentido, retomó el concepto de hábito del filósofo agregando algunas nociones más: algunos hábitos son infundidos por Dios, circunstancia que explica el accionar de la gracia divina en el hombre. Así, según santo Tomás el comportamiento del hombre es comprendido naturalmente desde el uso de la libertad que genera acciones recurrentes, como también sobrenaturalmente, a partir de la asistencia que realiza el Creador.
Es importante cuidar nuestros hábitos puesto que de ellos en buena medida dependerás muchas de nuestras experiencias y circunstancias futuras. En efecto, todos tenemos una idea de los estragos que determinados vicios pueden tener en la vida de una persona, y asimismo, de las extraordinarias oportunidades que un esfuerzo y una dedicación positiva pueden tener. Así, lo habitual puede entenderse sin lugar a dudas como un anticipo del futuro.