Se denomina gestión de calidad al proceso que las empresas llevan adelante con la finalidad de mejorar sus bienes y servicios. El mismo tiene como fundamento lograr una mayor satisfacción del cliente, de modo de que éste logre un vínculo con la marca en cuestión. Existen muchas maneras de encarar la gestión de la calidad, pero en general se pone el énfasis en la respuesta que el consumidor tiene de los bienes o servicios producidos, en su opinión, en la indagación de sus necesidades. En efecto, cualquier tipo de avance que se intente hacer en este sentido tiene como fundamento un análisis lo suficientemente profundo de la demanda.
La sociedad se caracteriza por la existencia de distintas necesidades entre los individuos que la componen. Estas necesidades en ocasiones no están claras ni para ellos mismos, circunstancia que hace difícil satisfacerlas. En general, las empresas intentan lograr este cometido con la finalidad de explotar un negocio rentable. Para ello, se abocan a estudiar las posibles necesidades a satisfacer en potenciales clientes. Llegado un punto, cuando se ha comenzado a producir bienes y servicios con esta finalidad, es necesario que este proceso continúe mejorando continuamente. A este intento deliberado que las empresas hacen de mejorar los bienes y servicios que ofrecen, se lo denomina gestión de calidad; este intento busca servir mejor a los clientes que se tienen.
Esta búsqueda ha generado que se desarrollen diversos sistemas al respecto, sistemas que buscan planificar un desarrollo de la calidad del producto, controlarlo, ver las respuestas del cliente, etc. Así, se intentará conocer cada vez mejor a los clientes y los motivos por los que se ven impulsados a consumir ese bien o servicio, para así darles de una manera más eficiente lo que desean, evitando incurrir en costos innecesarios al producir aquello que no se desea. Este tipo de planteamiento propone una oferta centrada absolutamente en la demanda, monitoreando continuamente las respuestas de los consumidores. En este sentido es importante comprender que los agentes económicos consumen en función de la búsqueda de respuestas para sus problemas; la gestión de calidad tendrá que ver entonces en generar un contexto en donde la resolución de los problemas del cliente sea el foco prioritario.
Lo expuesto nos muestra la relevancia que en el ámbito de las empresas se concede a mejorar lo que ofrecen en el mercado. En efecto, esta circunstancia hace posible un posicionamiento como marca y un aumento significativo de los retornos.