La fotografía es una actividad que puede ser considerada hoy en día tanto como una acción funcional como también una forma de arte. En el primer caso, la fotografía sirve como registro visual de diferentes tipos de situaciones. Así, es utilizada sin ribetes artísticos por ejemplo para dejar registro de una escena de crimen y que queden de la misma testimonios claros de cómo fue encontrado el lugar. En el segundo caso, la fotografía como arte es mucho más compleja e implica un sinfín de habilidades que parecerían no ser importantes pero que construyen una simple fotografía en una obra artística con muchos significados.
La combinación de técnica y creación artística
Como ocurre con otras ramas del arte, la fotografía presenta una interesante combinación de destrezas técnicas con creatividad artística. En este sentido, al llevarse a cabo a través de un aparato tecnológico (que sería equivalente al pincel del pintor o el cincel del escultor), la fotografía requiere un gran número de habilidades que obligan a la persona a saber manejar una cámara y poder aprovechar de la mejor manera posible todas las funciones que la cámara fotográfica tiene a disposición. Incluso una vez tomada la foto se puede seguir trabajando digitalmente desde un punto de vista técnico.
Pero la fotografía como arte no es sólo una técnica sino que implica algo más complejo y difícil de lograr: el poder ver en la realidad escenas valiosas para ser retratadas y eternizadas en un plano fijo. Aquí entran en juego cuestiones como la construcción del plano, lo que se deja ver y lo que queda implícito, el juego con las luces y los colores, la posición de las personas o figuras que en ella aparezca, el objetivo de lo que se quiere retratar, la importancia histórica de la escena, etc. Aquí, la foto tomada deja de ser un mero registro y se convierte en una obra de arte en sí misma.
La fotografía en la actualidad: masividad e infinitas posibilidades
Es claro que la difusión masiva de aparatos tecnológicos que permiten tomar fotografías como cámaras digitales, celulares con muy buena definición, etc., y la cultura de la selfie y de las redes sociales hacen que la fotografía hoy en día ya no sea un arte oculto o privado para algunos expertos.
Aunque no se puede comparar las fotografías que aquellos que han estudiado o se han perfeccionado toman día a día con las que cualquiera de nosotros puede tomar con un simple celular, la realidad es que la práctica se ha vuelto mucho más accesible para el común de la gente y esto tiene de interesante que puede hacer surgir nuevos intereses y que personas comunes puedan de repente captar hermosas escenas aún sin contar con implementos caros o inalcanzables.