La fisiocracia es un pensamiento económico basado en la importancia de la ley natural del mercado, aseverando la nula participación del estado, surgida años después de los clásicos, en el año 1758 de la mano del francés François Quesnay (1694-1774), manteniéndose dentro de la teoría el concepto de la mano invisible, donde las fuerzas del mercado ajustan la oferta y la demanda de una manera natural. Otro factor a considerar bajo este ideal, es percibir a la tierra como el factor determinante en la producción, por lo que el buen cuidado de esta y su buen funcionamiento es la fuente de la riqueza.
Marco general
La fisiocracia llegó a ser un detractor del pensamiento mercantilista, donde se incentivaba la intervención del gobierno creando políticas de protección para enriquecer al interior con el comercio (altas exportaciones) y la acumulación de metales preciosos. En la fisiocracia, se proponía que el estado no tuviera participación alguna en las cuestiones del comercio y las políticas fueran dirigidas únicamente a la preservación de la tierra y la agricultura; durante este momento económico surge el lema en francés “laissez faire, laissez passer” que remite a «dejar hacer, dejar pasar«, en alusión a la libertad operativa de los mercados.
En la época del nacimiento de esta ideología económica, el sector agrícola y agropecuario era la actividad preponderante, algunos años después surge la revolución industrial, rompiendo con todos estos paradigmas sobre la tierra, la cual no deja de ser relevante. Simplemente, comenzó a tomar mayor peso en la transformación de los recursos que dicha tierra ofrece para crear productos nuevos; hasta hoy día el sector primario es de vital importancia para las economías emergentes, las cuales basan su crecimiento en la creación e importaciones de granos, vegetales y frutos. Cabe destacar que las condiciones climáticas del territorio de estos países es categórico para enfocar las políticas bajo esta corriente.
La riqueza de la tierra y características clave para entender la fisiocracia
La tierra es un fundamento clave en la estructura económica, de ella no solo surgen alimentos, sino una gran cantidad de minerales, agua, combustibles y metales, motivo por el que toda acción económica y social se debe emprender con respecto a su preservación. Por ello, que el tema climático y contaminante se ha tornado en algo urgente a reparar.
En la fisiocracia, la tierra provee alimentos, no solo a los humanos, sino también a los animales domésticos conocidos como ganado, que son procesados también como alimento; ambas cosas se comercializan para poder obtener ganancias, así como capitalización para seguir produciendo. A partir de esta funcionalidad y estructura es que se consideraba en el siglo XVIII la única fuente de riqueza. Con esto en mente, se desprende una génesis del sistema de Quesnay que desglosa de esta manera:
– La tierra es una propiedad privada: esta cualidad de pertenencia generaba un orden para seguir manteniendo el funcionamiento productivo, cabe destacar que el término de desigualdad y explotación laboral no era mencionado como tal, caso contrario, esta era la clave para centralizar la riqueza, esta teoría se enfocaba en mayor medida a la distribución y el pago de un salario.
– La recaudación se basa en un solo impuesto: no por la pertenencia de la tierra, sino por sobre la producción neta, lo demás se compensaría con la movilidad en el mercado, inclusive, se hace alusión en este pensamiento a la eliminación de impuestos aduaneros, terminando con ello el proteccionismo instaurado por el pensamiento mercantilista.
– El surgimiento de tres grupos sociales: los trabajadores de la tierra, campesino y agricultoras llamados productores; los segundos artesanos y comerciantes (estéril); el tercer grupo que lo conforman los propietarios (terratenientes) y los funcionarios e integrantes del gobierno. La funcionalidad de estos tres en sus respectivos papeles se supone fundamental para la generación de riqueza.
Con la llegada de la revolución industrial y la aparición del capital de Karl Marx, este pensamiento se fue deteriorando. La industria tomó mayor relevancia, ahora la construcción de la tecnología y las máquinas era la fuente de la riqueza, las clases sociales eran tan solo un elemento de desigualdad basada en la explotación de unos por otros, donde la pobreza era un fenómeno que lógicamente afectaba al crecimiento, de la misma forma la cuestión sobre el tributo fiscal fue relevante. Para una mejor distribución y creación de obras fue la existencia de muchos impuestos, que hasta ahora son permanentes, en especial los proteccionistas ante el mercado exterior.