El siglo XVlll en Francia es conocido como la Ilustración o el siglo de las luces, un periodo de renovación intelectual que afectó a todas las esferas del pensamiento. En ese contexto histórico surgió un nueva doctrina intelectual, la fisiocracia.
Fisiocracia proviene del griego y significa gobierno de la naturaleza. Los seguidores de esta corriente, los fisiócratas, defendían el principio de que hay unas leyes de la naturaleza y, por lo tanto, la realidad económica también está afectada por ellas. El hombre no debe crear sus propias normas sobre la actividad económica sino que debe conocer cuáles son las leyes naturales y aplicarlas. Partiendo de este principio general, los fisiócratas consideraban que el mejor sistema económico era aquel en el que el estado no intervenía o lo hacía en la menor medida posible. La no intervención que ellos defendían es conocida por su denominación en francés, laissez faire, que quiere decir dejar hacer, es decir, no intervenir.
Su posición económica se oponía a otra doctrina, el mercantilismo, que sí estaba a favor del control del estado sobre la realidad económica (por ejemplo, a través del monopolio en ciertas actividades).
La fisiocracia como doctrina principalmente económica, otorgaba un papel singular a la agricultura, la auténtica generadora de riqueza. No valoraban positivamente el comercio o la industria, porque ambas actividades solamente distribuyen la riqueza y, por otra parte, hay que tener en cuenta que en aquel momento no se había iniciado la revolución industrial y, por lo tanto, los fisiócratas ignoraban el potencial de la industrialización y del comercio a gran escala. El valor otorgado a la agricultura como eje de la actividad económica estaba en relación con el ideal de hombre vinculado a la tierra y a la naturaleza (una idea que se puso de moda en Francia por la influencia del filósofo Rousseau).
La fisiocracia expresa un gran optimismo en el ser humano y en la idea de progreso. Se considera que es un precedente histórico del liberalismo y del neoliberalismo, ya que ambos planteamientos defienden la mínima intervención estatal, protegen la propiedad privada y ensalzan la libertad individual.
Desde un punto de vista histórico, la fisiocracia fue uno de los primeros planteamientos que entendió la economía como una ciencia. Muchos de los temas actuales que forman parte de la economía provienen de los defensores de esta doctrina (especialmente de Francoise Quesnay, la principal figura intelectual entre los fisiócratas).