Más conocida por sus obras y por sus artistas que por el nombre de la escuela, el fauvismo es tal vez uno de los estilos artísticos más importantes e influyentes del siglo XX, inspirador de otras escuelas posteriores que tomarían muchos de sus elementos distintivos.
El fauvismo, que también puede aparecer en algunos lugares como fovismo gracias a la castellanización del término, es un estilo artístico que surgió en Francia a principios de 1900 y que tuvo una duración más bien corta ya que los años en los que tuvo más fuerza se extendieron principalmente de 1904 a 1908. Antes de que termine la década el fauvismo ya había entrado en una etapa de transformación hacia nuevas formas artísticas.
El nombre que parece tan extraño y a la vez tan atrapante tiene una razón de ser. ‘Fauve’ en francés significa ‘fiera’ y esto se aplicó a las obras pertenecientes al estilo artístico que, al ser expuestas públicamente fueron descriptas como obras dignas de fieras. Este tono despectivo fue muy común entre los críticos que analizaron las vanguardias artísticas del siglo XX debido a que todas ellas representaron una ruptura con el arte de la época y por eso fueron siempre criticadas.
El fauvismo, con un pintor de la talla de Henri Matisse a la cabeza, se consolidó como un estilo artístico muy distintivo de los que se conocían en la época
Sin embargo, tomaba elementos de escuelas anteriores, principalmente el impresionismo, que ya habían roto con el academicismo tradicional para proponer nuevas características.
Entre los diferentes elementos que formaron el fauvismo debemos mencionar en primer lugar a la búsqueda permanente de la deconstrucción de la imagen a partir de los colores. Esto se lograba con el uso de colores contrastados u opuestos como por ejemplo los amarillos con los violetas, los rojos con los verdes o los azules con los naranjas. Esto hacía que una imagen simple como un rostro se transformara en algo absolutamente nuevo. Por otro lado, el fauvismo dejó de lado elementos esenciales del arte académico como la perspectiva, el claroscuro y el difuminado.
La rebeldía de la pintura
Una de las principales pasiones del fauvismo fue analizar la naturaleza desde un punto de vista rebelde, que no respetaba los colores ni la luz ni siquiera la estructura conocida de los elementos tales como hojas, plantas, animales. Al mismo tiempo, el ser humano muchas veces se ve inmerso en esa naturaleza deconstruida como una figura más que pierde su forma normal y que es difícil de reconocer si se ve con ojos académicos.
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