En la historia de la Humanidad, pocas figuras han generado tantas pasiones e interés como la de los faraones egipcios. Estos personajes supieron concentrar en sí mismos una mezcla de poder, mística y magia que los ha convertido en un fenómeno digno de estudio.
Entendiendo mejor el origen del nombre
Para comprender más cabalmente a qué hacemos referencia cuando hablamos de faraón, podemos decir que la palabra originaria es Per-aa, una palabra proveniente del antiguo egipcio que hace referencia a la idea de «morada grande». Usada originalmente para designar a los palacios donde habitaban los primeros gobernantes de la región, progresivamente se fue transformando en el término que se utilizó para denominar a estos últimos.
El faraón es un personaje de alta importancia política y social ya que es el líder en todo sentido de Egipto, no habiendo situacion, decisión o fenómeno que se pueda escapar de sus manos, sus deseos o sus designios. Desde el momento que nace la figura a la que aquí hacemos referencia (hecho que sucedió alrededor del 3000 a.C. cuando el rey Menes unificó el Alto y el Bajo Egipto) se vinculó a la misma con las entidades divinas que rigieron a la sociedad.
El origen divino del rey egipcio
Una característica a destacar de la sociedad egipcia antigua es que la misma ha sido muy religiosa. A esto debe sumarse que en la Antigüedad la mayoría de los gobiernos eran teocráticos, lo cual quiere decir que la política iba de la mano de la religión. Cuando el rey Menes unifica los dos territorios que formaron parte del Antiguo Egipto (el Alto y el Bajo Egipto), se autodenomina a si mismo como faraón y único gobernante de la región, elegido por los Dioses y exclusivo representante suyo en la Tierra.
Este caracter divino le dio a los diferentes faraones que supieron gobernar Egipto un velo de mística y poder pocas veces visto en la historia. El pueblo entendía que el faraón era una imagen del dios sol en la Tierra y por lo tanto discutir su título o sus decisiones podría ser gravemente penado.
La concentración de funciones
La mayoría de los faraones egipcios tuvieron tanto poder y tan indiscutible que fue casi imposible lograr que las funciones se deleguen. En este sentido debemos señalar que los faraones egipcios fácilmente lograban concentrar en su persona numerosas y diversas funciones que iban desde lo político, administrativo, pasando por decisiones económicas, militares, religiosas y culturales. Con un extenso número de funcionarios preparados para servirle, el faraón egipcio era definitivamente el centro de la sociedad y por donde todo tomaba sentido.
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