La antigua tragedia griega dispuso de tres grandes exponentes: Esquilo, Sófocles y Eurípides, de quien justamente nos ocuparemos a continuación, de todas maneras, y aunque los tres transitaron el mismo género, la concepción de tragedia de Eurípides se encontraba decididamente alejada de la propuesta de Sófocles y de Esquilo, ya que éste oriundo de Salamina reformaría la estructura formal de la tragedia tradicional; si uno lee una tragedia de Eurípides e inmediatamente otra de por ejemplo Sófocles, quedará totalmente asombrado por la modernidad de los textos del primero, aún, comprándolo con varios de sus contemporáneos, tal es el caso de Sófocles.
De su infancia se sabe bastante poco, habría nacido en el año 480 A.C., en el seno de una familia humilde; su infancia habría transcurrido durante la Segunda Guerra Médica , y cuando todavía era un muchacho se cree que fue coplero en un grupo de danzantes de tendencia religiosa, y en cuanto a su educación se cree que fue la convencional de aquellos tiempos; entre sus maestros se destacaron Anaxágoras, los sofista Protágoras, Pródicos y Sócrates, algo que es fácilmente identificable en sus obras.
La política no formaba parte de sus intereses, al contrario de lo que ocurría con el estudio, que sí era una de sus grandes pasiones, una prueba irrefutable de aquello es que habría sido el poseedor de una importante y nutrida biblioteca privada.
También la pintura le interesó durante un tiempo, especialmente la del artista Polignoto de Atenas.
Su vida sentimental habría tenido dos dueñas diferentes que se convirtieron en esposas, Melito y Quérile o Querine.
Y en lo que respecta a sus amigos, Sócrates, fue uno de los más cercanos, la leyenda dice que Sócrates solo asistía al teatro cuando la obra que se representaba era de su amigo Eurípides.
En el año 408 A.C. algo hastiado de su patria y de la interminable Guerra del Peloponeso halló refugio en la Corte de Arquelao I de Macedonia, en donde fallecería dos años más tarde, en el 406 A.C.
En cuanto a su legado que llegaría a la suma de 92 tragedias, sin embargo, solamente se conservaron 19 de ellas, se encuentra bastante alejado de las propuestas de sus colegas Esquilo y Sófocles, como mencionamos líneas arriba, a Eurípides le gustaba dar cuenta de leyendas y acontecimientos propios de la mitología de un tiempo bastante lejano, aunque eran fácilmente aplicables al tiempo en el cual él vivía, especialmente lo concerniente a los horrores de la guerra.
Entre las principales singularidades que observa la obra de Eurípides se destacan los siguientes: innovación en el tratamiento de mitos, complejidad en personajes y situaciones, personajes más humanizados, es decir, se los muestra como personas de carne y hueso, que sufren, tienen pasiones, defectos, contextualización con la época, lo cual le aporta más realismo a la historia, crítica a la divinidad tradicional, menos participación del coro.
Algunas de sus obras fueron: Alcestis, Medea, Hipólito, Andrómaco, Heracles, Electra, Ion, helena, Fenicias, El Cíclope, entre otras.