Eugenio Espejo es uno de los hombres más venerados en el Ecuador, no solamente por los aportes que realizó en diversas áreas como la medicina, la jurisprudencia, la investigación científica y el periodismo, sino que desarrollaría un rol clave en la promoción de las ideas progresistas que irían abriendo paso a la lucha por la independencia de España en la región.
Ilustre ecuatoriano que se destacó en medicina, jurisprudencia y ciencia y fue uno de los primeros héroes de la independencia
Por caso se lo considera uno de los próceres de la independencia ecuatoriana.
Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo nació un 21 de febrero del año 1747, en Quito, por aquel tiempo parte integrante del Virreinato de Nueva Granada.
Su padre era indígena lo cual le atribuyó raíces autóctonas del continente que supo defender y reivindicar.
A pesar de su origen humilde, su padre fue un hombre que se ocupó de ilustrarse y ello le transmitiría a su hijo que lo adoptaría como una máxima en su vida.
Formación y aportes a la sanidad, el periodismo y la independencia
Eugenio pudo acceder a una muy buena educación y tras completar los estudios básicos se graduó en leyes y también en medicina.
Su actividad fue intensa durante toda su vida y se explayó en diversos contextos aportando grandes avances…
Fue Director de la Biblioteca Pública; escribió pioneros trabajos sobre medicina en los que abordó temas como por ejemplo la existencia de microorganismos, sentando un precedente a lo que más tarde aportaría definitivamente Louis Pasteur; y propondría la relevancia de la higiene en el mantenimiento de la buena salud, la asepsia de las personas y en los centros de atención sanitaria es hoy una realidad que se practica como norma básica, sin embargo, proponer ello en los tiempos de Espejo era ciertamente una novedad, una muy bienvenida novedad.
En el marco de su labor como periodista editó un diario: Primicias de la cultura de Quito, el primero de la ciudad.
Fue uno de los fundadores de la llamada Escuela de la Concordia, reconocida también como Sociedad Patriótica de Amigos del País, una organización que reunió a ciudadanos quiteños y que promocionaba la ilustración y el nacionalismo, especialmente se debatían los problemas políticos y sociales de la región que habitaban
Fallece un 27 de diciembre del año 1795 a causa de disentería, una afección del intestino, en el colón, que genera una severa diarrea y que en aquella época solía ser mortal. Tenía 48 años.