Cuando hablamos de estereotipo, estamos hablando de algo, una imagen, un hecho, algo hablado, que aceptamos como verdadero, como algo que no se puede cambiar, sin que para ello haya una justificación científica, real. En la mayoría de las ocasiones, estamos ante algo que es una impresión personal más que algo que sea cierto. Existen muchos tipos de estereotipos pero, entre los que más podemos destacar son los que se relacionan con los sociales, económicos, culturales. Esto ocurre en todas las sociedades y en todos los grupos humanos que existen en el mundo. Con mayor o menor importancia, con mayor o menor repercusión en la población, lo hay y los habrá siempre.
Si nos centramos en el estereotipo desde el punto de vista social podemos diferenciar en los que tienen que ver con los diferentes estatus que pueda haber en una población. Identificamos a los que más tienen con personas más sensibles, frías, más apartadas de la realidad y, cuanto menos estatus social, identificamos a la persona como más cercana, más calidad, más agradable y más consciente de lo que le rodea. Los estereotipos desde el punto de vista social también tienen que ver con la parte física del propio ser humano. Así, en función de la altura, color del pelo, ojos, altura, peso, etcétera, también se pueden formar y se forman algunos acerca de las personas. Ejemplo de ello es cuando se dice que “las rubias son tontas” o “ojos verdes son traidores”.
¿Son beneficiosos los estereotipos?
Desde el punto de vista económico también conformamos nuestros estereotipos acerca de las personas que tiene mucho dinero. Así, cuanto más tienen también los identificamos con personas que están más al margen de la sociedad, felices, divertidas, derrochadoras, que consiguen siempre lo que quieren, que lo pueden tener todo o que tienen más influencia y que son intocables. De la misma forma, quienes no manejan tanto dinero o muy poco, se asocian con pobres, personas que tienen poco, tristes, y otra serie de conceptos negativos. Si hablamos de los estereotipos culturales, identificamos a aquellas personas con una cultura alta como pedantes, difíciles de entender o que están por encima de uno desde el punto de vista intelectual, etcétera.
A las personas con menos cultura las identificamos como personas que no van a tener opciones en la vida, que siempre van a mantener un status bajo, que no saben, que no entienden, etcétera, casi dependiente desde el punto de vista cultural e intelectual. Lo negativo de los estereotipos está en que se basa en algo que no es real, científico, etcétera. Únicamente tiene que ver con la impresión personal de cada uno que, por supuesto, no tiene nada que ver con lo que pueda pensar la persona que tenemos a nuestro lado. Una misma realidad puede ser vista dos maneras diferentes por dos personas distintas.
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