- 1871
- 07/1901
- 1910-1956
- 1956
- Post Mortem – Década del ‘90
- 2009
Nació en Buenos Aires.
Sus padres fueron Adriana, y el famoso pintor Cándido López (1840-1902) que sobresalió en la escena artística argentina por ser un referente de la corriente naif, caracterizada por su ingenuidad y naturalidad, y la utilización de colores brillantes e impactantes, y también por haber abordado a través de sus cuadros uno de los eventos histórico-militares más relevantes: la guerra de la triple alianza, que enfrentó a la coalición de Brasil-Argentina-Uruguay contra Paraguay.
Su hermana, Ernestina López, también gozó de reconocimiento y trayectoria en el ámbito educativo. Se recibió como ella en la carrera de Filosofía y Letras y la acompañó en todas sus iniciativas a favor de la ampliación de derechos para las mujeres. Fue docente, rectora y creó el Liceo Nacional de Señoritas.
Estudió la carrera de maestra de grado y ejerció como tal hasta que ingresó a estudiar la carrera de filosofía.
Presentó y defendió su tesis doctoral ante un grupo de profesores integrado solo por hombres, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Titulada “El movimiento feminista. Primeros trazos del feminismo en Argentina”, su tesis fue calificada con un sobresaliente y le valió su título de doctora en Filosofía, la primera en su país en egresar como tal.
Los padrinos de su tesis fueron dos personalidades de peso de la época: el abogador, historiador y docente Antonio Dellepiane, y el rosarino Rodolfo Rivarola, abogado, filósofo, juez y profesor.
El trabajo se centró en las diferentes transformaciones socioculturales que se fueron dando ante la demanda creciente de las mujeres de aquellos años y lo sustentó a partir de los nuevos roles que la mujer empezaba a desarrollar a principios del siglo pasado en ámbitos restringidos casi con exclusividad a los hombres, tal es el caso de: educación, salud, política, y ciencia.
Sin lugar a duda, su tesis abrió una discusión demorada sobre la posición de la mujer en la sociedad de ese momento, y por supuesto su incipiente incursión en el mundo laboral.
No estuvo sola en la lucha por los derechos de la mujer, sino que contó con el apoyo de otras mujeres, entre ellas sus hermanas, que la acompañaron en sus incansables reclamos: ampliación del acceso a la educación; reforma del código civil; ley de divorcio; igualdad ante la ley de los hijos ilegítimos y legítimos; protección para la mujer trabajadora y las niñas pobres, entre otros.
Escribió artículos para las más valoradas revistas universitarias de su tiempo en los que transmitió y reafirmó su lucha por los derechos de las mujeres y expresó la importancia de la educación para el progreso y bienestar de la sociedad.
Fundó muchas organizaciones de y para mujeres: el Consejo Nacional, el Centro Feminista, y la Asociación de Mujeres Universitarias de Argentina, proyecto que la unió a las flamantes médicas Cecilia Grierson, Petrona Eyle y la odontóloga Sara Justo, y cuyo principal objetivo fue reducir la brecha existente entre los géneros a la hora de conseguir empleo. Las graduadas universitarias eran desvalorizadas frente a sus colegas varones.
Falleció en Buenos Aires a los 85 años.
Se reivindicó su genio y figura a partir de unos artículos que publicó la investigadora y filósofa María Spadaro.
Se reeditó su tesis doctoral y se puede acceder a la misma a través de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, institución que se ocupó de recuperarla, ponerla en línea en su página web, y a disposición del público ávido de leer a una de las pioneras del feminismo argentino y referente cultural de una época.