La teoría, generada por el economista irlandés Richard Cantillon, describe cómo la implementación de una política monetaria expansiva genera desigualdad a largo plazo en la acumulación y distribución de la riqueza, el poder adquisitivo y la variación en los precios. Esta teoría se basa en el supuesto de que la oferta de dinero en la economía no conduce a la prosperidad general, sino que simplemente transfiere la riqueza de unos a otros. El efecto Cantillon funciona de la siguiente manera: cuando el dinero se inyecta en la economía, primero llega a un grupo específico con alto poder adquisitivo. Estas personas, al poseer el nuevo dinero, consumen bienes y servicios que normalmente adquieren, generando una alta demanda, por ejemplo, de carne y vino en grandes cantidades. Esto no estabiliza los precios; al contrario, los mantiene iguales o incluso los aumenta debido al efecto del mercado. Para cuando el dinero llega al resto de la población, los precios ya se han incrementado, por lo que no se observa un beneficio real, solo se perpetúa la riqueza de quienes ya eran ricos. Además, este efecto introduce una elasticidad en la demanda de otros productos, alterando los precios y desestabilizando la inflación.
Esta desigualdad también es evidente en el comercio internacional, donde expandir la circulación monetaria en un país puede reducir el valor de las monedas extranjeras, afectando la economía de los competidores y limitando sus exportaciones debido al aumento de precios de sus productos, pensando únicamente en el beneficio propio.
La transparencia en la distribución del dinero es crucial
Muchas investigaciones contra la delincuencia han tenido éxito al seguir el rastro del dinero. Sin un flujo de financiamiento, las mafias no podrían operar como lo hacen. Por esta razón, se intenta congelar sus transacciones monetarias. Sin embargo, esta tarea no es sencilla debido a la existencia de paraísos fiscales, que permiten lavar y ocultar dinero de maneras creativas. La movilidad del dinero también se aplica a las inyecciones de políticas monetarias, subrayando la importancia de estar informados sobre dónde inicia el proceso. Actualmente, la transparencia en las acciones de las entidades públicas es un requisito legal. Estas deben informar sobre sus actividades, especialmente en lo que respecta a la distribución de fondos públicos. Los bancos centrales ahora establecen metas publicadas para que la sociedad esté al tanto de cómo se abordarán los problemas de inflación, siendo la expansión monetaria una de estas estrategias.
Es importante señalar que esta teoría tiene más de 200 años de antigüedad, cuando la creación y distribución del dinero era totalmente diferente. Si los mineros descubrían un gran yacimiento de plata u oro, esta industria se beneficiaba enormemente. Podían comprar todo tipo de productos y alimentos, aumentando la demanda y, por ende, los precios de ciertos bienes, mientras que los precios de otros, como los granos, caían debido a la sobreoferta, afectando la producción agrícola y los salarios de los campesinos. En su época, el efecto Cantillon tenía mucho sentido, evidenciando una desigualdad que no se traducía en un desarrollo económico ni en estabilidad de precios.
La teoría enfocada al mundo actual
Hoy, a pesar de ser una teoría clásica, se utiliza en diversos análisis modernos sobre la distribución en las políticas monetarias. Por ejemplo, una vez que se aprueba un plan de expansión monetaria, el dinero entra directamente a los bancos para que estos realicen la circulación pertinente. Pero al llegar primero a estas instituciones financieras, ya se genera una desigualdad en la riqueza, dado que poseen alta liquidez, altos activos financieros y un valor de acciones excesivo, manteniéndose siempre en una posición de opulencia y sin crisis aparentes. Esto, considerando que la banca es privada, muestra que la desigualdad persiste en tiempos modernos, ya que después de los banqueros, el dinero se distribuye a las empresas privadas mediante financiamientos y créditos, siendo la sociedad en general la última en la escala, donde el dinero llega en forma de salario. Este ciclo perpetúa el consumo de productos y el pago de préstamos o créditos usados para afrontar la crisis inflacionaria del país.