La ductilidad es una singularidad o propiedad de algunos materiales. Consiste en la posibilidad de ser transformados con facilidad, pues son singularmente manejables. Así, los materiales dúctiles son especialmente manipulables, flexibles o deformables. Se podría decir, que ductilidad es sinónimo de plasticidad.
La ductilidad como cualidad se aplica en el ámbito de los materiales, pues éstos se pueden dividir en función de sus posibilidades de ser transformados. Dicho con otras palabras, cuando un material cambia su forma tras algún proceso esto se debe a su ductilidad y se utiliza el adjetivo dúctil para describirlo.
La ductilidad implica una cierta resistencia del material, ya que hay un cambio de aspecto provocado por una fuerza, pero que no es lo suficientemente intensa como para que el material se rompa. En este sentido, no hay que confundir dúctil con frágil, pues la fragilidad expresa que algo es quebradizo y la ductilidad no.
En el conocimiento de los materiales se establece una medición objetiva en relación con su ductilidad. En este sentido, hay algunos métodos que determinan de manera cuantitativa el grado de ductilidad de la materia. Como norma general, el nivel de ductilidad de los metales es mayor en función del aumento de temperatura a la que son sometidos. De manera inversa, cuanto menor sea la temperatura aplicada a los mismos, mayor será su fragilidad.
Algunos ejemplos significativos de metales dúctiles serían el oro, el acero o el cobre. Y curiosamente, estos tres metales comparten una característica muy relacionada con la ductilidad: la meleabilidad.
El concepto de ductilidad también es aplicable a las personas. De hecho, aprendemos cosas nuevas y nos adaptamos a circunstancias diversas porque nuestro cerebro tiene la ductilidad necesaria, es decir, tiene la capacidad de responder a estímulos muy diversos. Se podría afirmar que la educabilidad del cerebro es posible por su ductilidad. En consecuencia, se afirma que una persona es dúctil cuando tiene la capacidad de adaptarse a todo tipo de ambientes.
A pesar de que una persona dúctil se acomoda bien a situaciones diferentes, este adjetivo se emplea normalmente en un sentido negativo y peryorativo. Por este motivo, dúctil equivale a dócil y se aplica a las personas que son fáciles de manejar, que no saben decir que no a los demás o que tienen un carácter débil. En esta línea, si un individuo cambia de opinión con facilidad con la intención de evitar posibles conflictos, está manifestando su ductilidad y esta actitud expresa una falta de personalidad.