- 12/07/1829
- 1847
- 1854
- 1857
- 23/05/1857
- 1908-Post Mórtem
Nació en la ciudad de Quito y perteneció a una de las familias aristocráticas de la época.
Recibió una educación católica, impartida por las religiosas de la orden dominica, en los institutos educativos: Santa María del Socorro y el Convento Santa Catalina de Siena.
A la par de sus estudios, tomaba clases de piano, tareas del hogar (una materia obligada para las mujeres de su tiempo), dibujo y pintura.
Su principal pasión fue la lectura.
También dedicó tiempo a su pasión por las letras y empezó a escribir poesía siendo muy pequeña.
Se casó con el médico Sixto Antonio Galindo y Oroña, quien no demostró interés en apoyarla en sus inquietudes intelectuales.
Tuvieron un hijo al que llamaron Santiago.
Dejaron Quito y se asentaron en Guayaquil.
La pareja se instaló en Cuenca y al tiempo su esposo comenzó a realizar viajes por Centroamérica para impulsar su carrera.
También se supo de unas cuantas infidelidades, que por supuesto afectaron seriamente el ánimo de Dolores.
Finalmente, la abandonó con su hijo y se radicó en Panamá.
Ella comenzó a relacionarse con la clase más acomodada y organizó tertulias con otros literatos en su casa.
Sus trabajos son auténticos ejemplares del movimiento romántico. Se la considera la primera romántica del Ecuador.
Con un lenguaje directo y claro, sus poemas y ensayos, manifestaron sus pensamientos y sentimientos más profundos, que estuvieron mayormente asociados a su matrimonio trunco y a los sueños y planes que no pudo cumplir.
El desengaño amoroso la sumió en una profunda depresión.
Encontró en la poesía la manera de canalizar su dolor y tristeza y también todas esas ideas que la erigieron en una mujer de avanzada para su tiempo.
Libertad, igualdad, y un punto final a la violencia ejercida desde el poder contra los indios y las clases bajas, fueron sus principales banderas y también la causa de su persecución, porque claro, ninguna mujer osaba hablar de ello por aquellos años.
A esto justamente hicieron referencia sus poemas: Desencanto, Sufrimiento, Anhelo, Noche y mi dolor.
Presenció el fusilamiento del indio Tiburcio Lucero, acusado de cometer parricidio y condenado a muerte; tras el devastador suceso difundió un texto de protesta, que tituló Necrología, en el cual manifestó su oposición a la pena de muerte y se convirtió en una activa militante de los derechos humanos.
Este evento no le fue perdonado, especialmente por parte de la iglesia que la colocó en su mira…
Mantuvo un fuerte enfrentamiento con el obispo de Cuenca, Fray Vicente Solano, que había escrito un documento a favor de la pena de muerte y que sintió que la respuesta pública de Dolores fue una absoluta e imperdonable afrenta.
Así es que usó toda su aceptación popular para generar animosidad en su contra. La trató de inmoral y la acusó de ser atea.
Cabe destacarse que, a mediados del siglo XIX, la hipocresía y la doble moral eran moneda corriente en las clases altas, en tanto, el afán de romper con los prejuicios sociales vigentes, y mucho más, que ello lo haga una mujer, no fue aceptado ni perdonado.
El obispo logró su propósito, siendo que la sociedad la evadió y marginó al punto extremo de no poder salir a la calle por temor a los ataques.
“A sus enemigos”, les dedicó uno de sus poemas más logrados…
“¿Qué os hice yo, mujer desventurada, que, en mi rostro, traidores, escupís de la infame calumnia la ponzoña y así matáis a mi alma juvenil?”
Se suicidó ingiriendo cianuro, en su residencia de la ciudad de Cuenca. Tenía 28 años. No soportó el desprecio popular.
Dejó una carta dirigida a su madre en la cual le pedía perdón y le solicitaba que cuide de su hijo.
Se publicó parte de su obra. Su legado fue acotado en relación con la producción que se sabe hizo en vida; según trascendió quemó gran parte de su obra.
Lo que pudo rescatarse fue publicado tras su suicidio, por su compatriota y colega Celiano Monge, permitiendo que el trabajo y la lucha de esta valiente y talentosa mujer no quedasen en el olvido.