- Siglo XI a.C.
- El anuncio divino
- Combate con Goliat
- Líder del ejército
- Persecución
- Rey de Israel
- Pecado y arrepentimiento
- Siglo X a.C.
Nació en Belén, donde se crio. Fue hijo de Jesé y nieto de Obed. Asistió a su padre en el cuidado de las ovejas.
No flaqueó en matar osos y leones que amenazaron su rebaño.
Cuando llegó a este mundo, hacía diez años que Dios había elegido a Saúl como rey.
Fue elegido por Dios para gobernar su pueblo. El profeta Samuel fue enviado para comunicarle la noticia. Dios le pidió a Samuel que tomase un aceite especial y vaya a la casa de Jesé para anunciarle que uno de sus hijos había sido escogido para ser el futuro rey de Israel.
Era el hijo más pequeño de Jesé. Cuando Samuel lo vio, Dios, le ordenó que derramase sobre él el aceite que había llevado; de esta manera quedó formalizado su futuro como rey.
Derrotar a Goliat fue sin lugar a duda el suceso que más lo destacó en la historia.
Sus hermanos habían sido alistados para pelear en la guerra contra los filisteos. Un día fue a llevarle comida a estos y escuchó al gigante Goliat insultar a su pueblo y se enfureció. Lo enfrentó.
Aceptó el desafío del gigante de luchar contra él.
El rey Saúl no estuvo de acuerdo con su decisión de pelear con Goliat, sin embargo, nada lo detuvo y hasta rechazó el uso de una armadura y una espada que le ofrecieron; se enfrentó a él con una honda y cinco piedras.
Con la primera piedra derribó al gigante; cuando éste cayó, tomó su espada y lo ultimó cortándole la cabeza. El ejército filisteo huyó.
La victoria obtenida sobre Goliat impactó al rey Saúl que decidió designarlo jefe de su ejército.
Su valentía y accionar fueron muy apreciados por el pueblo, que, a partir de ese momento, lo amó y honró.
Los celos no tardaron en lacerar al rey Saúl, quien muy celoso ante el cariño que le dispensaba el pueblo, decidió matarlo.
Fue perseguido por el rey Saúl, quien intentó matarlo varias veces, pero a pesar de ello, prefirió escapar de sus amenazas antes de infringirle daños. Podría haberlo hecho con éxito, sin embargo, sabía que, como él, era un elegido de Dios y lo respetó.
Recibió la ayuda de muchas personas en su larga huida de Saúl, excepto la de Nabal, uno de los hombres más ricos e influyentes del pueblo, quien se la negó y encima lo insultó.
Se enfureció y le declaró la guerra. Cuando se encaminaba a enfrentarlo, la esposa de Nabal, Abigail, le llevó una cuantiosa provisión de alimentos para evitar que atacase a su esposo. Ante la acción de Abigail decidió perdonarlo.
Cuando Nabal se enteró se asustó y murió.
Se casó con Abigail.
Fue ungido finalmente como el rey de Israel, tras la muerte de Saúl. Conquistó a los pueblos enemigos con la ayuda de Dios.
Otra de las historias más difundidas sobre él fue su pasión por Betsabé, una mujer casada.
A sabiendas que tenía que acudir al campo de batalla, decidió quedarse en su casa. Allí vio a la bella Betsabé y se enamoró perdidamente. Sin embargo, ella estaba comprometida ya, casada con Urías, pero ello no fue un impedimento.
Pecó con Betsabé; ella quedó embarazada.
Usó su poder para enviar al marido de Betsabé a pelear en un peligroso combate, de esta manera lo sacaría del medio y se ocultaría el engaño.
Dios se enojó con él por su accionar y le envió a un profeta para que le advirtiese respecto de la gravedad de su pecado. Tomó conciencia de su error, pidió perdón. Rezó e hizo ayuno varios días hasta recibir el perdón de Dios.
De todas maneras, Dios lo castigó: el niño murió al poco tiempo de nacer y se le negó la posibilidad de construir un templo en Jerusalén.
Su hijo Absalón intentó derrocarlo para heredar el trono. David huyó de Jerusalén y recién regresó cuando su hijo fue asesinado en una batalla.
Con gran dolor, volvió a Jerusalén y designó a su hijo Salomón como sucesor.
Murió a los 70 años, en Jerusalén.
Los libros de Samuel y Las Crónicas, del Antiguo Testamento, son las fuentes que revelaron su historia.
Vivió una vida tan rica en relación con Dios que fue objeto de muchas producciones artísticas: obras de arte, literatura, música, series y películas.