Una constitución es un texto legal en el cual se establecen las normas fundamentales por las cuales se rige una nación.
Como regla general, la mayoría de textos constitucionales han sido aprobados por el pueblo, por lo que la soberanía popular es lo que fundamenta la legitimidad constitucional.
No hay un modelo único de constitución, porque cada nación tiene su propia historia y tradición política. De todas formas, sí es posible hablar de algunos rasgos comunes en la mayoría de las constituciones.
En primer lugar, el consenso entre las distintas fuerzas políticas es uno de los principios generales para establecer un marco constitucional.
La constitución implica la delimitación del poder, de tal manera que los tres poderes establecidos (ejecutivo, legislativo y judicial) deben estar claramente descritos en sus funciones en el contenido de la constitución.
Normalmente hay una serie de apartados dedicados a las libertades individuales y a los derechos reconocidos. En las naciones democráticas se establece la libertad de expresión y de asociación, así como la idea de no discriminación por razones de sexo, raza o religión.
El concepto de estado de derecho es igualmente esencial. Esto significa que el conjunto de relaciones humanas deben guiarse a partir de normas escritas y reguladas en el ámbito del derecho. Dicho con otras palabras, la ley es lo que regula cualquier actividad y nadie puede estar al margen de la ley.
La constitución es el principio fundamental que sirve como modelo de referencia general para cualquier norma o ley. Por este motivo, no puede haber ningún tipo de reglamento que entre en conflicto con lo que indica el texto constitucional. En este contexto, existen tribunales constitucionales, una instancia de la justicia cuyo objetivo es dirimir si una ley contradice o no lo establecido en la constitución.
Una constitución sirve para que el conjunto de la ciudadanía conozca los criterios e ideas básicas por las cuales se guía una nación. Se podría decir que este texto legal establece cuáles son las «reglas de juego» de una comunidad: lo que es legal y lo que no, cuáles son los procedimientos admitidos y de qué manera se organiza el estado.
El valor político y simbólico de una constitución es innegable, ya que es el camino establecido que sirve como referencia permanente a un conjunto de ciudadanos.
Generalmente la mayoría de constituciones se reforman de manera periódica (en unos casos a través de un referéndum de la población, por consenso o mediante un sistema de enmiendas).