La conductividad refiere a la capacidad que ofrece un determinado elemento para dejar pasar a través del mismo a alguna otra cosa. La conductividad en este sentido guarda relación con el concepto de propiedades de los materiales, esto es, las diversas características que puede presentar un material determinado al exponerse a diversos fenómenos. Cualquier tipo de conductividad es importante para determinar la eficiencia que tendrán distintos elementos a la hora de utilizarse para un fin específico. Las más relevantes son la que guardan relación con la capacidad de un elemento de conducir electricidad o de conducir calor, circunstancia que se explica por su obvia aplicación en diversas actividades del hombre.
La conductividad eléctrica es la capacidad que tiene un material en concreto para ser medio de transferencia de electricidad. Los metales suelen ser los elementos que tienen un mayor grado de conductividad, destacándose el oro y el cobre. La electricidad también pude circular por el agua, dependiendo de la concentración de sales disueltas en ésta. El concepto antagónico aplicado al ámbito de la electricidad es el concepto de resistencia, que refiere justamente a la oposición que tiene la misma para desplazarse en un determinado medio. Todos los artefactos que habitualmente utilizamos deben su funcionamiento en buena medida a la conductividad eléctrica.
Algunos elementos que en determinados contextos funcionan como conductores eléctricos, en otros pueden funcionar como resistencias. Es el caso de los semiconductores, que tienen amplia aplicación en el ámbito de la electrónica. Un ejemplo de esta condición es el transistor, que se utiliza para emular operaciones lógicas a partir del paso o corte de electricidad. Dado su amplio uso en todo tipo de artefacto cotidiano, puede decirse que el uso de los semiconductores ha revolucionado a la actividad económica humana, permitiendo el desarrollo de la informática y de las telecomunicaciones.
En cuanto a la conductividad térmica, esta refiere a la capacidad que ofrece un material determinado para la transportar energía calórica. Como es sabido, un cuerpo caliente es aquel cuyas partículas se mueven a un nivel microscópico; el calor y el movimiento tienen una estrecha relación. Cuando un cuerpo calienta a otro, le está transfiriendo a sus partículas internas parte de ese movimiento. No obstante, si el susodicho cuerpo es reticente a calentarse, esto significará que las partículas que lo componen son reticentes a incorporar movimiento. El concepto de conductividad térmica es importante, por ejemplo, para el desarrollo de aislantes.