Los commodities son bienes que han sufrido poca elaboración, a los que se le ha añadido poco o nulo valor agregado; se encuentran de manera natural en el planeta o son producidos en enormes cantidades y manifiestan poca diferenciación entre sí, pero no por eso dejan de ser demandados enormemente. Algunos ejemplos de commodities pueden ser la soja, el petróleo, el oro, la plata, etc. Estos elementos pueden comercializarse como insumos para distintos procesos productivos o también pueden comercializarse electrónicamente sin que exista en la realidad una entrega de un bien físico: en este último caso se trata de transacciones con finalidad meramente financiera.
En los mercados existen distintos tipos de bienes, bienes que pueden clasificarse según una variedad distintas de criterios. Cuando se hace referencia a la categoría de “commodities”, se hace referencia a bienes que tienen características similares entre sí. Por ejemplo, el petróleo que se produce en Venezuela se diferenciará en poco del que se produce en Arabia Saudita desde el punto de vista del mercado. Lo mismo puede pensarse de los metales: el oro tendrá las mismas características independientemente de la zona del planeta de donde se sacó. Si bien pueden establecerse matices en esta aseveración, lo cierto es que los commodities manejaran un precio unívoco, poco importará su procedencia u otro rasgo a considerar.
En el otro extremo, podemos encontrar en el mercado bienes con un alto grado de diferenciación. En este caso, cada producto tiene diferencias significativas con respecto de otro a pesar de que en términos generales se trate de la misma cosa. Por ejemplo, los vehículos se comercializan todos a un precio diferente según el modelo y algunos detalles específicos. Es diferente un camión de un auto familiar o de un auto deportivo de alta gama. Cada una de estas variantes puede llegar a tener particularidades que harán que el precio varíe significativamente, a diferencia de lo que sucede con los commodities.
El precio que adquieren los commodities es enormemente importante para países que se encuentran en vías de desarrollo. Esta circunstancia se debe a que generalmente los países subdesarrollados tienen una producción que se basa mucho en estos productos, es decir, en elementos con poca diferenciación entre sí. Este precio suele depender mucho del poder de compra que tenga el dólar americano, pudiendo verse una correlación negativa con la divisa. Por poner un ejemplo, luego de la crisis de hipotecas basura que asoló al mercado de Estados Unidos, la Reserva Federal inyectó una enorme liquidez que revalorizó el precio de estos bienes.