Se conoce como códice al libro escrito a mano que antecedió a la invención de la imprenta. Ya sea con sus hojas cocidas y encuadernadas (como sucedía con los códices europeos) o con sus hojas plegadas en forma de acordeón (como eran los códices americanos precolombinos), en ambos casos las páginas se escribían por los dos lados. A diferencia de los papiros en rollo, que eran de difícil manipulación, la importancia de los códices fue fundamental, ya que permitió la divulgación de la información entre sus contemporáneos, a la vez que se convirtieron en una fuente primordial para los historiadores de la actualidad.
Historia
Las fuentes escritas son de gran importancia para comprender el pasado. De hecho, se considera que la Historia nació con la escritura alrededor del año 3.000 a.C., pues lo acontecido anteriormente es reconocido como prehistoria. Sin embargo, los registros escritos más antiguos no fueron códices ya que se inscribían sobre tablillas de arcilla o rollos de papiro. Es de destacar que, en aquel momento, la escritura estaba reservada para los escribas y la misma tenía funciones administrativas, contables y de registro histórico. Así, aunque el soporte no era de fácil manipulación ello no generaba problemas ya que no se estaba buscando el libre acceso a la escritura y la lectura.
Fue en la antigüedad clásica que surgió el primer antecedente del códice, es decir, las tablillas de cera. Las mismas estabas compuestas por una o dos tablas de madera que se ataban y conformaban una especie de libro. Al estar recubiertas de cera, la escritura podía borrarse por lo que la tablilla era reutilizable. Más allá de eso, no fue hasta la invención del pergamino que surgieron los códices. Estas nuevas hojas elaboradas a partir del estiramiento de piel de cordero desplazaron a los rollos de papiro ya que eran más resistentes y más fáciles de manipular.
A partir del desarrollo de esta técnica, el acceso a la escritura se volvió más popular. Así, si en los pueblos del antiguo Egipto y la Mesopotamia, la escritura y lectura quedaba reservada para unos pocos, en la antigüedad clásica muchas más personas pudieron acceder debido a la forma del códice.
Para la Edad Media, y hasta la invención de la imprenta, los códices continuaron siendo el principal soporte para la escritura. Por tal motivo, en aquel período se desarrolló una importante cultura de la transcripción de libros a mano, tarea normalmente realizada por los copistas de los centros monásticos.
Paralelamente, en América también se desarrollaron códices antes de la conquista. Los mismos, caracterizados por su escritura pictográfica, estaban fabricados de forma tal que se plegaban como un acordeón, es decir que no se cosían como en el caso de los códices europeos. Los principales pueblos que desarrollaron códices fueron los aztecas, los mayas y los mixtecas. No obstante, con la llegada de los españoles, se impuso la forma del códice europeo.
Ejemplos de códices que fueran producidos en diferentes épocas y lugares
• Codex Vaticanus: actualmente conservado en el Vaticano, se trata de uno de los más antiguos manuscritos de la Biblia, probablemente copiado en el siglo IV. El mismo está escrito en griego y su soporte es el papiro.
• Códice de Dresde: es un códice maya producido entre los siglos XI y XII. Compuesto por 39 páginas escritas por ambos lados y dobladas como un acordeón, describe calendarios, deidades, ceremonias y profecías. Su nombre proviene del hecho de que está conservado en Dresde, Alemania.
• Codex Gigas: también conocido como la biblia del diablo, este códice fue creado en el siglo XIII por un monje. Destaca por su gran tamaño (92 x 50 x 22cm), su peso (75 kg) y sus imágenes figurativas. En el mismo se reproduce la Biblia y otros textos relacionados con los encantamientos y la brujería.
• Codex Robertsbrige: fue copiado en el siglo XIV en la Abadía de Robertsbridge. Es reconocido por dos de sus hojas en las cuales se pueden leer las piezas de música más antiguas encontradas hasta la actualidad.
• Códice Mendoza: este códice fue encargado por el virrey Antonio de Mendoza a los escribas mexicas. El objetivo era reunir información para dar una muestra de la vida de los mesoamericanos al rey Carlos V. Si bien fue escrito en náhuatl y se utilizó una escritura pictográfica, el mismo se escribió sobre papel europeo y se le adhirieron notas en castellano.