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Historia/mito de Los Cíclopes

Laura Cabrera Guerrero
Historia del Arte
Los cíclopes son unas criaturas fantásticas originarias de la mitología griega. Se caracterizan por ser gigantes y con un solo ojo en el centro de su frente. El más famoso entre ellos fue Polifemo, cíclope al cual el héroe Ulises u Odiseo burló y venció gracias a su astucia. Sin embargo, a raíz de dos célebres autores griegos como fueron Homero y Hesíodo, distinguimos más de una variante de cíclopes, con diferentes características y orígenes.
  • Los cíclopes de Homero
  • Comencemos por la versión más extendida, la de los cíclopes según Homero, el supuesto autor de la Ilíada y la Odisea, las dos grandes epopeyas de la Antigüedad Clásica. Es en la Odisea donde Homero narra las peripecias que vivió el héroe Odiseo para regresar a su querido hogar, una pequeña isla llamada Ítaca tras el largo tiempo que pasó junto a otros héroes y guerreros en la Guerra de Troya. Ulises tardó un total de diez años en volver a casa, y sufrió todo tipo de peligros y contratiempos por el camino. Uno de los episodios más famosos fue su enfrentamiento con Polifemo, el cíclope.

    Tras días navegando sin rumbo, completamente desorientados, Odiseo y su tripulación divisaron tierra firme. Desembarcaron en una isla remota, cargada de vegetación y en la que para su sorpresa habitaban ovejas. Sin embargo, poco podían imaginar aquellos hombres que habían ido a parar a la isla de los temidos cíclopes, gigantes salvajes y brutales, todos ellos hijos del dios de los océanos: el poderoso Poseidón.

    Polifemo, el más mayor y fuerte de los cíclopes, atrapó a Ulises y a sus compañeros en la cueva donde vivía, que se abría únicamente mediante una piedra tan grande y pesada que únicamente Polifemo era capaz de mover. El cíclope devoraba diariamente a varios de sus prisioneros de un sólo bocado. Odiseo ideó un plan para acabar con él, como siempre mediante el uso de la razón y la inteligencia, justo aquello de lo que Polifemo y el resto de cíclopes de la versión homérica carecían, pues en ellos destacaba únicamente la fuerza bruta. Odiseo entabló conversación con Polifemo, le hizo creer que su nombre era “Nadie”, y esa misma noche, lograron que el cíclope bebiera más vino de la cuenta. Embriagado por la gran ingesta de alcohol, cayó rendido en un profundo sueño con fuertes ronquidos. Ulises y el resto de hombres, que ya lo tenían todo preparado, cargaron entre todos con un gran tronco que habían afilado hasta conseguir una punta de estaca, la acercaron hasta la hoguera de la cueva para prenderle fuego y la clavaron justo en el párpado de Polifemo, que lanzó un terrible aullido de dolor que despertó al resto de cíclopes que habitaban la isla en sus respectivas cuevas.

    Estos, alarmados por los gritos de su hermano, acudieron hasta la cueva de Polifemo, y le preguntaron qué ocurría, a lo que él respondió: “¡Nadie me ha dejado ciego!”. El resto de cíclopes pensaron que o bien Polifemo se había vuelto loco, o bien hablaba en sueños, y como era plena noche, volvieron cada uno a su cueva, a seguir durmiendo.

    A la mañana siguiente, el cíclope, aún dolorido y completamente ciego, trató de atrapar a sus prisioneros de la cueva, sin ningún éxito, ya que por muy gigante y fuerte, su falta de visión lo hacía torpe y lento, y los demás lo veían venir.
    Aunque no pudiera atraparlos, no le quedaba más remedio que abrir la cueva, porque sus ovejas estaban dentro, y debían salir a pastar.

    Polifemo movió la pesada roca y las ovejas comenzaron a desfilar hacia el exterior. Lo que Polifemo no sabía, es que Odiseo y el resto de sus hombres se escondieron cada uno en la parte inferior del cuerpo de las ovejas, para que cuando el cíclope palpara el lomo de estos animales, no los detectara. Cuando Polifemo descubrió el engaño ya era tarde, los hombres ya estaban en la playa, a punto de abandonar la isla.

    En esta maravillosa pintura de J.M.W. Turner titulada Ulises burlando a Polifemo (1829) vemos a Ulises y su tripulación en el barco, mirando cómo la isla de los cíclopes se pierde en la lejanía y la sombra oscura de Polifemo, apenas distinguible entre las nubes.

  • Los cíclopes de Hesíodo
  • En esta versión menos conocida nos centramos en los cíclopes según Hesíodo, autor de la Teogonía, una obra de gran valor en el mundo de la mitología griega, que describe con todo lujo de detalles el origen del caos en el cosmos y los linajes de todas las divinidades y dioses.

    Los cíclopes de Hesíodo son muy anteriores a los de la versión homérica. Eran un total de tres cíclopes, hijos de entidades primordiales: Urano (el cielo) y Gea (la tierra). Por lo tanto, nacen mucho antes que los dioses olímpicos.

    En cuanto a la descripción física, en este caso coincide con la de Homero: un solo ojo centrado en su frente. Sin embargo, en lo que a personalidad se refiere, estos cíclopes eran mucho más inteligentes, auténticos artesanos, aunque con un temperamento muy difícil, tenían muy mal genio.

    En lo manual y creativo, se les atribuye a estos tres hermanos la creación del rayo para Zeus, el rey de los dioses. Los cíclopes crearon el rayo, la fuente de poder del dios, lo que le permitió lanzar tormentas desde el Olimpo siempre que lo deseara. Y también fueron los cíclopes los que enseñaron a Hefesto (el dios del fuego y la fragua) todo lo que sabían sobre artesanía. Gracias a ellos, Hefesto se convirtió en el único dios artesano, con taller propio, capaz de fabricar todo tipo de objetos, incluso mágicos.

Autora

Escrito por Laura Cabrera Guerrero para la Edición #133 de Enciclopedia Asigna, en 02/2024. Laura es estudiante avanzada en la carrera de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona. Aficionada a leer y escribir sobre la historia, el arte, la mitología, la música y la literatura.