Los terremotos son sin lugar a duda los fenómenos naturales más devastadores que pueden afectar al planeta.
Dueños de una virulencia fenomenal, capaz de destruir en pocos segundos una edificación y una ciudad, los sismos, empezaron a ser más conocidos, controlables, y predecibles a razón de los estudios, investigaciones, y aportes de grandes científicos como Richter que ideó una inédita y útil escala para medirlos con efectividad
La Escala de Richter concebida durante la primera mitad del siglo XX definió la metodología de medición de terremotos actual.
Dicha gradación mide la energía que se libera en un terremoto con enorme precisión
Nacido en Ohio, Estados Unidos, en 1900, se graduó en la carrera de Física y mientras efectuaba su doctorado en física cuántica se interesó por la sismología que se convirtió en el objeto de su atención profesional hasta el último día de su vida.
Junto a su colega alemán Beno Gutenberg trabajó en el Laboratorio de Sismología y en 1935 le presentaron al mundo una nueva escala para medir sismos que reemplazaba a la de Giuseppe Mercalli de comienzos del siglo XX
La escala de Mercalli clasificaba a los terremotos en una escala del 1 al 12 en función de la resistencia que los edificios ostentaban frente al movimiento sísmico y pudiendo ser medidos solamente en el lugar donde acontecían.
El aporte de estos sismólogos fue sustancial ya que vincularon instrumental con una nueva escala que iba del 0 a 9 y que permitía medir el sismo desde el epicentro que es el punto de la superficie de la tierra en el cual las vibraciones producen la mayor destrucción
La escala propone que cuando el sismo es menor a 3.9 no suele percibirse, de 4 a 4,9 puede advertirse pero sus daños son improbables, de 5 a 5,9 se percibirá y provocará daños menores, excepto en edificios con antigüedad, de 6 a 6,9 puede provocar daños graves en 160 km. a la redonda, de 7 a 7,9, es un terremoto capaz de dañar considerablemente (la probabilidad es de 18 por año), de 8 a 8,9 castigará notablemente y suele haber entre 1 y 3 por año, de 9 a 9,9 son devastadores y pueden darse cada veinte años, y de más de 10 no se han producido aún desde que se creó la escala.
Además de identificar y catalogar sismos, editó libros especializados y hacia el final de su carrera profesional colaboró en la formación de una empresa que se dedicó a la consultoría sísmica
Absolutamente comprometido y dedicado a su estudio sobre los terremotos cuando se retiró instaló en su propia casa un sismómetro que le advertía cuando la tierra temblaba.
Falleció en el año 1985 en el estado de California.