Catalina II de Rusia, mejor conocida como Catalina La Grande , consiguió lo que casi ninguna mujer de su época: dirigir el destino de una de las naciones más importantes del mundo, tal es el caso de Rusia; como es sabido, durante el siglo XVIII , aún las mujeres se mantenían en un segundo plano respecto de los hombres, y ni hablar de su participación en la política que era prácticamente nula.
Por esto es que el hecho que Catalina reinase durante 34 años Rusia, con mucha, astucia y capacidad de mando no pudo pasar desapercibido para la historia…
Catalina La Grande en realidad nació como Sophie Friederike Auguste von Anhalt-Zerbst, el 2 de Mayo del año 1729, en Szczecin, Pomerania, en el seno de la dinastía Anhalt-Zerbst
Catalina ostentaba el título de princesa alemana de rango inferior.
En tanto, los acuerdos políticos entre Rusia y Prusia para fortalecer la alianza entre ambas fue la que decidió su casamiento con el Gran Duque Pedro, nieto de Pedro el Grande, en el año 1745.
Desde su instalación en Rusia, Catalina, invirtió sus mayores esfuerzos para ser amada por su esposo, por la emperatriz Isabel y por el pueblo ruso, incluso, se ha dicho que era habitual que pase largas horas de la madrugada aprendiendo el idioma ruso para acercarse más a ellos.
Aunque su padre se opuso fervientemente, Catalina, tenía claro que quería demostrarle a la familia real a la que había ingresado y al pueblo ruso su incondicionalidad para siempre y así es que se convirtió a la Iglesia ortodoxa Rusa abandonando el Luteranismo impuesto por su padre y modificando su nombre por el de Catalina.
Tras la muerte de la zarina Isabel, el Gran Duque Pedro accedió al trono de Rusia y entonces Catalina se convirtió en la Emperatriz consorte
El flamante matrimonio de Catalina y el Gran Duque fue un fracaso desde el primer día y las diferencias, más los amantes, de un lado y del otro no tardaron en aparecer…
En uno de sus tantísimos momentos de distracción, en Julio del año 1762, un golpe de estado, pergeñado por su esposa y amantes, terminó con el reinado del Gran Duque Pedro y en su lugar Catalina fue proclamada reina.
Cabe destacar, que además existía un descontento generalizado, especialmente en la Iglesia y en la Guardia Imperial, respecto de la política implementada por el Gran Duque, situación que por supuesto contribuyó a anticipar el final y a brindarle el apoyo total a Catalina.
Si bien la idea no era su muerte, tiempo después, Pedro III de Rusia fue asesinado.
A pesar de no ser siquiera rusa de origen, Catalina, se puso al hombro el gobierno y sorprendió por su fuerza y capacidad a varios líderes europeos e intelectuales que le brindaron sus absolutos respetos.
Seguidora de las tendencias despóticas ilustradas, en boga por aquel tiempo, decidió aplicar una fabulosa transformación administrativa y productiva en el Imperio Ruso.
El gran apoyo de Catalina para llevar a cabo las reformas que proponía fue la aristocracia terrateniente, a cambio del apoyo ciego les otorgó varios privilegios como ser: dispensa del servicio militar, derecho a deportar a Siberia a sus esclavos e institucionalizó la servidumbre en Ucrania.
También, promovió una política exterior de perfil expansionista anexando varios territorios a los propios, tales como: Polonia, Crimea y Lituania, entre otros.
Durante su reinado la economía marchó bastante bien gracias a la mano de obra regalada y a las medidas liberadoras impulsadas tanto en el comercio como en la industria
Otro punto a destacar y a su favor fue la especial atención y desarrollo que procuró en el ámbito intelectual y cultural de Rusia; abrió escuelas, invitó a intelectuales notables a su reino y fue la impulsora del uso del idioma francés en los ámbitos nobiliarios.
Y respecto del culto, fue más permisiva con aquellos disidentes de la Iglesia Ortodoxa rusa, cesando con la persecución sistemática.
Cabe destacar, que Catalina La Grande fue bastante popular como consecuencia de los numerosos amantes que supo ostentar.
El 17 de Noviembre del año 1796 falleció tras sufrir un accidente cerebro vascular.
Tenía 67 años.