Catalina de Rusia o Catalina I, como se la conoce también, pasó a la posteridad por haber sido la esposa y zarina, como se denominaba en aquel tiempo a la esposa del zar, de uno de los gobernantes más notables de Rusia como fue Pedro I, el grande, el gran artífice de una Rusia occidentalizada y primera potencia de Europa.
La historia de Catalina, por cierto, se asemeja bastante al popular cuento de la Cenicienta dado que la misma era sirvienta de Pedro I, así se conocieron y más tarde se enamorarían.
Después de ser amantes, Pedro, se casaría con ella, en segundas nupcias, ya que antes se había casado con Eudoxia Fiódorovna Lopujiná, y entonces Catalina se convertiría en emperatriz consorte de Rusia y tras la muerte de su esposo en el año 1725, en Catalina I, zarina de Rusia, marcando un hito histórico.
Nació como Marta Skavronska el 15 de abril de 1684.
Se conoce muy poco de los inicios de su vida.
Se cree que habría nacido en Letonia, en el seno de una familia de campesinos, en tanto, sus padres, habrían fallecido a causa de una epidemia cuando ella todavía era una beba.
Tras perder a sus progenitores fue enviada a servir en la casa de un pastor luterano que ni siquiera se ocuparía de darle una formación básica, permaneciendo analfabeta durante toda su existencia.
Antes de casarse con Pedro se casaría con un oficial sueco, pero pronto debía dejarlo ya que su patrón se trasladó a Moscú.
Una vez allí pasó a servir al príncipe Alejandro Ménshikov, de quien además se convertiría en su amante.
Ménshikov era amigo de Pedro I y esto acercaría a Catalina a la corte de Pedro.
Cuando éste fundó San Petersburgo y trasladó a toda su corte a la nueva ciudad, Catalina fue con él.
La relación entre Pedro I y Catalina comenzó en los primeros años del siglo XVIII y en 1707 la pareja se casaría.
Tuvieron once hijos pero solamente dos mujeres sobrevivieron, Isabel y Ana.
Según cuenta la historia la pareja se llevaba de maravillas y se querían mucho.
Catalina, incluso, cuidó muchísimo a su esposo que padecía de epilepsia y hasta lo llegó a acompañar en sus campañas.
Aunque tuvo que sufrir mucha resistencia por parte del clero, Pedro, la nombró como su sucesora y así lo fue cuando éste fallece en el año 1725.
Su gobierno siguió el camino propuesto por su esposo y también marcó un antes y un después dado que fue la primera mujer en gobernar Rusia, hecho que obviamente le abriría el camino a otras tantas mujeres más adelante.
Su fallecimiento fue temprano, a los dos años de su esposo, el 17 de mayo de 1727, tenía 43 años. La sucedió Isabel, su hija.