Biografía de Carlos Fuentes

Hijo de padres mexicanos, Fuentes nació en Panamá el 11 de noviembre de 1928. Debido a que su padre se desempeñaba como diplomático, pasó su infancia en varias ciudades del continente como Montevideo, Washington, Buenos Aires instalándose definitivamente en la Ciudad de México en 1944.

Fuentes gozó del reconocimiento y amistad de muchas de las grandes figuras del medio cultural de México, entre ellos, de Alfonso Reyes quien lo ayudó en la publicación de sus primeras obras. Del mismo modo, su carácter y notable cultura le permitieron en su juventud formar parte de los círculos culturales de la época.

Al igual que otros escritores como, por ejemplo, Octavio Paz, Fuente no realizó estudios profesionales en literatura; se graduó en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y en Economía por el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra, ambas disciplinas marcaron mucho de su trabajo como intelectual que no se limitó a las letras.

También, se desempeñó como periodista en diversas publicaciones y como profesor en importantísimas universidades como la de Princeton, Harvard, Columbia y Cambridge.

En la década del setenta incursiona en política aceptando el cargo de embajador mexicano en Francia.

De algún modo, la aceptación del puesto se debió a la realización de un homenaje a su padre, que como dijimos había sido diplomático.

Durante su mandato al frente de la misma abrió las puertas a los refugiados políticos de Latinoamérica y de la resistencia española que así lo demandaron

Su vinculación con el cine merece un párrafo ya que además de ser un gran aficionado al mismo fue el autor de muchos guiones que luego se convirtieron en películas: Las dos Elenas, las dos cautivas, El gallo de oro, Un alma pura, entre otras.

Estuvo casado en primeras nupcias con la actriz mexicana Rita Macedo y luego se casó con Silvia Lemus. Ha tenido tres hijos.

Su obra narrativa (cuento y novela) se centra en diversos temas, en especial en la conformación de la identidad mexicana y la relación de esta con episodios fundamentales de la historia de México, entre ellos el mundo indígena y el segundo imperio. Su primer libro Los días enmascarados, publicado en 1954, es ejemplo de lo anterior. El cuento “Chac-mool” narra la tragedia de Filiberto, un hombre que pierde la vida en circunstancias extrañas tras llevar a su casa la escultura del antiguo dios de la lluvia. Después de su muerte, su mejor amigo, quien narra la historia, llega a su casa para buscar sus pertenencias; antes de poder introducir la llave, abre la puerta un hombre con rasgos autóctonos vestido con una bata y bufanda con olor a una loción barata. El hombre que lo recibe es el Chac-mool, Tláloc para los aztecas.

Esta extraña apariencia del dios podría aludir a la mercantilización del pasado prehispánico y su deformación en aras de intereses económicos. Por su parte, el cuento “Tlactocatzine del jardín de Flandes” se apropia de la vida de Maximiliano y Carlota, los emperadores del México, para reflexionar sobre la presencia del mudo francés en la cultura mexicana moderna. Carlota, transformada en un ser fantasmal que deambula por una vieja casona, le deja pequeñas cartas al güero, personaje principal del relato, hasta conseguir que nuca más abandone la mansión. Este cuento es, en cierta medida, una primera aproximación de lo que será su novela Aura, publicada en 1962.

No obstante, no toda su narrativa se centra en la relación del pasado mexicano con el mundo actual. Su novela más importante La región más transparente reflexiona sobre la transición de la ciudad de México que pasó de ser un espacio marcado por los estragos de la revolución al centro mismo de la urbanidad con todos sus beneficios y vicios. Además de ser innovadora en el tema (es para muchos la primera novela cuyo personaje principal es la ciudad de México) se destaca por su estructura narrativa al ofrecer un relato fragmentado donde cada pieza ayuda a la construcción de toda la historia. Una técnica narrativa similar la utilizó en su novela La muerte de Artemio Cruz de 1962 donde se presentan diferentes perspectivas en relación con un mismo hecho.

En el caso del ensayo, Fuentes publicó, a lo largo de su vida, una vasta obra perteneciente a este género. Entre sus textos más destacados se encuentra La nueva novela hispanoamericana, donde reflexiona sobre el desarrollo de la narrativa en lengua española a la que entiende como una “confrontación dialéctica permanente”, donde la palabra, en relación con el cambio y la estructura, la renovación y tradición, ha marcado el estilo característico de la producción narrativa de nuestro continente. El espejo enterrado también estudia el vínculo de la cultura mexicana actual con las diferentes etapas históricas que la han marcado. Desde la conformación de la realidad hispánica, pasando por el Siglo de Oro, el nacimiento y muerte del mundo indígena y el profuso barroco americano, Fuentes ofrece una radiografía de dos naciones unidas por el mito y la guerra y separadas por una porción de mar.

Falleció a los 83 años a causa de una úlcera digestiva masiva, el 15 de mayo del año 2012, en la ciudad de México.