Biografía de Carlos III (Rey, antes Príncipe de Gales)

Nació en el Palacio de Buckingham. Primogénito de la Reina Isabel II y de su esposo el príncipe Felipe de Edimburgo. Tiene tres hermanos menores: la princesa Ana, y los príncipes Andrés y Eduardo.

Fue educado en el pensionado escocés de Gordonstoun, caracterizado por su rigor “espartano”, cuestión que muchos señalaron se contrapuso a su sensibilidad nata y su predilección por la música, el arte y los deportes.

Llegó a padecer el bullying de parte de sus compañeros que se burlaron de sus grandes orejas y su andar algo torpe.

Estudió historia, arqueología y antropología, en la Universidad de Cambridge.

Para perder su característica timidez tomó clases de teatro.

Fue coronado como Príncipe de Gales, en un acto que protagonizó junto a su madre, en el castillo de Caernafon, en Gales.

Inició su entrenamiento militar como lo exigió el protocolo inglés, en la Royal Navy.

Se casó con Diana Spencer, hija de un conde. Una unión estrictamente basada en el rígido protocolo y no en el amor, al menos de su parte.

“La Esposa”, de acuerdo con las reglas de la casa real, debía reunir ciertas condiciones: profesar la fe anglicana, correr por sus venas “sangre azul”, y virgen, en tanto, Diana las cumplió efectivamente.

Jamás la amó y nunca cortó el vínculo con su amante y amor de su vida: Camila Parker Bowles, quien no cumplía con ninguna de las características antes mencionadas.

Tuvieron dos hijos con Diana: los príncipes William y Harry.

Se separó de Ladi Di en el marco de un gran escándalo por las declaraciones de ésta en las que aseguró que su matrimonio fue un suplicio desde el comienzo; lleno de desamor, infidelidades y destrato por parte de su esposo.

La opinión pública empatizó al 100 % con Diana, y él sumó millones de rechazos, de propios y ajenos.

La tragedia lo golpeó duramente con la muerte de Lady Di, en un accidente automovilístico en Francia, mientras “la princesa del pueblo” paseaba con su novio.

Se volvió casar con Camila Parker Bowles, su gran amor, sellando de este modo un vínculo que durante décadas se mantuvo en la clandestinidad. Su madre y reina le brindó su total apoyo.

Protagonizó un nuevo escándalo real. Se publicó que recibió donaciones millonarias, en efectivo, por parte del jeque árabe Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani, ex primer ministro catarí.

Si bien desde la casa real se aseguró que dichos fondos se ingresaron de modo adecuado, cumpliendo con las obligaciones del caso, a la fundación de caridad del príncipe, para ser destinados a las diversas causas benéficas que atiende, lo cierto, es que la noticia publicada por el Sunday Times desató un gran revuelo y suspicacias.

Un mes después, se difundió otra millonaria donación, 1,9 millones de dólares, pero esta vez con un origen aún más cuestionable, porque procedieron de la familia del terrorista, y autor el atentado a las Torres Gemelas, Osama Bin Laden.

Asumió su función de rey apenas falleció su madre. La Reina Isabel II le atribuyó modernidad a la monarquía inglesa y se espera que él profundice algunos cambios que sumen y ahonden en este sentido.

Debe atender algunas cuestiones pendientes que afectaron notablemente la imagen de la corona, entre ellas, una denuncia por abuso sexual realizada por una mujer, contra su hermano menor, el príncipe Andrés, en el marco del escándalo sexual, pedofilia y compra de favores sexuales, contra el empresario Jeffrey Epstein, del cual Andrés supo ser un amigo cercano.

Y mucho menos podrá esquivar las denuncias de su propia nuera, la actriz norteamericana Meghan Markle, quien denunció racismo y discriminación por parte de la familia real, situación que desencadenó la pelea entre sus hijos y nueras y la mudanza de Harry, con su esposa e hijos, a Estados Unidos.

Tampoco tardaron en surgir especulaciones respecto de si en efecto continuará en el cargo, o abdicará en favor de su hijo y sucesor William.

Históricamente, el flamante rey no gozó de una gran popularidad, especialmente por sus vaivenes amorosos con Lady Di, a quien se supo engañó una y mil veces con su amada Camila.

La princesa Diana fue extremadamente popular en su país, incluso, superando en algunos momentos, a la propia Reina.

De todas maneras, y a pesar de esa lejanía que supo sentir el pueblo inglés respecto de su persona, es importante destacar que, en los últimos años, su imagen mejoró.

Lo que sí resulta innegable es la predilección de los ingleses por su sucesor: el Príncipe de Gales William y su esposa Kate, a quienes consideran más cercanos a la idea de familia real que hoy prima en el mundo occidental.

Los especialistas desestiman la posibilidad de la abdicación, y aún más, están convencidos que desde este nuevo rol procurará establecer sus ideas y proyectos, entre ellos, acortar aún más los beneficios de la monarquía a nivel familiar: títulos, fondos para seguridad, entre otros.

Otra cuestión no menor es el rol que ocupará su esposa Camila. Antes de su casamiento en 2005 se acordó que ella no sería denominada reina sino princesa consorte. Vale mencionar que esto se decidió en un momento en el cual la imagen de Camila era muy resistida.

En tanto, en un comunicado que se difundió, en 2022, al cumplirse los 70 años del reinado de Isabel II, la reina hizo saber que quería que Camila lleve el título de Reina Consorte.

Ofreció su primer discurso público como rey en el cual rindió homenaje a su madre, la fallecida Isabel II, y prometió asumir el deber que le demanda su servicio.

Dijeron presente la primera ministra Liz Truss y los principales funcionarios.

Fue proclamado oficialmente rey de Inglaterra.

Cabe destacarse que, por primera vez en la historia, la proclamación se televisó en el tradicional Consejo de Ascensión.

Por otro lado, ya se programan cambios en materia de imágenes en billetes, pasaportes, monedas, y otras tantas cuestiones inherentes a la vida diaria de los ingleses.

La reina Isabel II estuvo 70 años sentada en el trono y sin lugar a duda su imagen copó muchos aspectos del espacio público, que ahora, deberá ceder a su sucesor.

Una modificación histórica será la frase “God save the Queen”, por la de: “God Save the King”, que empezará a cantarse y a escucharse a través del himno nacional inglés.