Fue una de las personalidades más influyentes de la iglesia católica y de la política francesa durante la primera mitad del siglo XVII.
Desempeñó las más altas dignidades eclesiásticas: Obispo, Cardenal, y los cargos más prominentes del estado francés: Secretario de estado y Primer Ministro en el reinado de Luis XIII.
Pasó a la historia como un político implacable al que no le tembló la mano a la hora de reprimir a aquellos grupos que se rebelaron o que conspiraron contra la monarquía, y también como un notable estadista que promovió una serie de reformas que modernizaron al estado francés, como ser reformas judiciales y administrativas
Nació en 1585, en el seno de una familia noble, en Francia.
Sus problemas de salud le imposibilitaron una carrera militar y el legado de su tío abuelo le abrió las puertas del obispado de Luçon.
Una vez en funciones se ganó el favor de la reina madre, María de Médicis, lo que se tradujo en un progreso de su poder, tanto en el plano religioso como en lo político.
Su afán, desde su asunción como Primer Ministro en el año 1624, se centró en afincar la monarquía absoluta y llegó a ostentar una autoridad que sobrepasó al monarca francés, a quien se le atribuyó una debilidad natural que el Cardenal supo manejar a su antojo
Los éxitos políticos y militares que logró convencieron al rey que no había nadie mejor que él para gestionar y darle brillo al estado francés.
Entabló una lucha personal con los Habsburgo con la misión de ampliar la dominación territorial de Francia asestada por esta casa real que desplegaba todo su poder en España y el Sacro Imperio Romano Germánico.
Se ocupó de promover el arte y la cultura y destinó fondos para incentivar la carrera de artistas, ampliar espacios de enorme relevancia cultural como el Museo del Louvre, fundó la Academia Francesa, y reformó la prestigiosa Universidad de la Soborna de la cual egresó
La fortaleza que construyó le reportó grandes beneficios pero también muchos enemigos, especialmente dentro del círculo íntimo del monarca: su madre María de Médicis, quien lo había apoyado en tiempos de su regencia, más tarde, fue una de sus más grandes adversarias dentro de la corte, así como Gastón de Orleans, el hermano más pequeño del rey.
La aristocracia francesa también fue una gran enemiga y hacedora de varias conjuras en su contra, sin embargo, solamente la muerte, en el año 1642, lo alejó del poder
Con una imagen absolutamente repudiada por parte de la sociedad francesa se despidió del poder pero eso no le impidió ejercer su influencia con el rey hasta último momento ya que le sugirió el nombramiento del cardenal italiano Mazarino como su sucesor.