Generalmente, los artistas triunfan por alguna o varias cualidades que se destacan ya sea de su físico, de su personalidad o por la particularidad con la cual ejecutan su quehacer artístico, en tanto y en lo que respecta a la cantante islandesa Björk ha sido justamente esta última cuestión de la particularidad la que la han destacado de la media y la que la ha llevado a convertirse en una de las artistas más innovadoras y eclécticas que han pisado la escena musical de finales del siglo pasado.
Björk Guðmundsdóttir o simplemente Björk, tal como la hemos conocido todos, nació en Islandia un 21 de Noviembre de 1965, un lugar del planeta tierra bastante alejado por cierto de lo que se considera el candelero o el epicentro de la música, sin embargo, tal cuestión no fue una barrera para que la música de Björk, de inmediato, se convirtiese en noticia y millones de personas de pronto torciesen sus cabezas dirigidas preeminentemente a Hollywood y Londres para dirigirlas hacia el extremo noroeste de Europa, donde precisamente estaba Islandia y una de sus hijas dilectas, Björk.
Probablemente en esa pasión por la música y en el eclecticismo que se destaca en su obra haya tenido muchísimo que ver su crianza, influenciada especialmente por su padrastro guitarrista, a quien se le ha dado incluso el mote del Eric Clapton islandés, quien motivó a cada instante, desde la vida hippie que llevaba la familia en las afueras de la ciudad la carrera de Björk. Allí fue que Björk se acercaría a las ciencias naturales, a Albert Einstein, a los insectos, así como a Jimi Hendrix, a Simon & Garfunkel, a Janis Joplin y Eric Clapton, entre otros.
Y obviamente de ahí hasta que una discográfica le ofreció su primer contrato no pasó mucho tiempo y así llego su primer álbum, titulado simplemente Björk, en el cual interpretaba covers en su idioma original de artistas como los Beatles o Stevie Wonder.
Luego vino la banda rebelde de punk, tras ello el jazz de fusión, más tarde el after punk, el rock gótico y el pop…porque eso es justamente Björk en lo musical, un poco de cada uno de estos ritmos puestos al servicio de una voz potente, super expresiva e inconfundible.
El debut y el gran despegue gran de su carrera llegaron en el año 1993 gracias a su álbum titulado Debut, en clara consonancia con la etapa que estaba atravesando su carrera. De inmediato varios temas del disco como Venus as a boy y Violently happy se convirtieron en los números uno de varios charts.
Una intérprete diferente, oriunda de un lejano país y portadora de una música experimental conquistaba de pronto los grandes mercados.
Si bien los álbumes que sucedieron a Debut: Post, Homogenic, Vespertine, Medúlla y Volta tuvieron suertes comerciales dispares, lo cierto es que ninguno postergó brillo e innovación, sino muy por el contrario, porque Björk sigue experimentando con su música; a pesar de haber tocado el cielo con las manos en más de una oportunidad, gracias a premios y ventas, Björk nunca postergó ese espíritu libre y particular que la convirtieron en una artista distinta.
Y fuera de la música también ha dado que hablar y muy bien, cuando en el 2000 se puso bajo las órdenes del realizador Lars Von Trier e interpretó el papel protagónico de la cinta Bailarina en la oscuridad, Selma, una joven madre inmigrante que padece una enfermedad que de a poco le quita la visión. Su interpretación fue realmente conmovedora, así lo determinó tanto la crítica como el público, y gracias a la misma se le abrió de par en par una nueva puerta en el mundo artístico: la de la actuación.