Se denomina bienes a aquellos elementos físicos, culturales o intelectuales que responden a la satisfacción de una necesidad determinada. El término suele referirse especialmente a los denominados bienes económicos, esto es, aquellos bienes que obtienen un precio en el mercado en el libre juego entre la oferta y la demanda. Así, obtienen una valuación en términos monetarios. Los bienes pueden clasificarse de muchas maneras en función de sus características.
Según su movilidad, esto es, su capacidad de trasladarse de un lugar a otro, los bienes se clasifican en muebles e inmuebles. Así, por ejemplo, un ordenador, un escritorio, una silla, son considerados bienes muebles en la medida en que es fácil su traslado y se pueden comercializar en otros lugares; por el contrario, los bienes inmuebles quedan fijos en un lugar, como por ejemplo, un edificio.
Según su durabilidad, los bienes pueden clasificarse en bienes de consumo durable y bienes de consumo no durable. En el primer caso, los bienes tienen un consumo que se prolongan en el tiempo, mientras que en el segundo nos encontramos con elementos que se agotan con una sola vez de uso (como por ejemplo la comida).
En cuanto a su función, los bienes pueden clasificarse en bienes de consumo, cuando satisfacen una determinada necesidad en modo inmediato; bienes intermedios, cuando su obtención se deriva de otros medios; y finalmente bienes de capital, esto es, bienes que sirven para crear otros bienes y servicios, como por ejemplo, una máquina textil.
Según su relación con otros bienes considerando su demanda, los bienes pueden clasificarse en complementarios y sustitutivos. En el primer caso nos encontramos con bienes que pueden que se utilizan en conjunto, como por ejemplo los autos y el combustible: cuando baja el consumo de uno, baja el consumo del otro. En el caso de los bienes sustitutivos, cuando la demanda de un bien disminuye, la de otro bien aumenta, como puede suceder con carne de distintos animales para alimentación.
Finalmente, puede hacerse alusión a bienes clasificados en función de la renta. Así, nos encontramos con bienes cuyo uso decrece cuando la renta del individuo aumenta, denominados bienes inferiores; bienes cuyo consumo aumenta cuando lo hace la renta del individuo y que se denominan bienes normales; bienes de lujo, cuyo consumo aumenta cuando aumenta la renta del individuo; y finalmente bienes cuyo aumento en relación con la renta es poco en virtud de su condición de necesariedad.