Se denomina autoestima a la valoración que una persona se profesa a sí misma. Este amor o valoración implica el deseo de bien a uno mismo, el deseo de progreso, de salud y de estabilidad a todo nivel. Muchas enfermedades y adicciones tienen su correlato en una marcada falta de autoestima. En efecto, una persona con baja autoestima se siente inclinada a conductas autodestructivas evidentes o veladas, conductas que de alguna manera significan tanto un mal presente como un mal futuro, y que de continuar impedirán en buena medida su desarrollo e integración con las demás personas.
Una evaluación incorrecta en lo que respecta a la autoestima es considerarla como una forma de egoísmo. En efecto, el egoísta tiene un amor por sí mismo, pero este se caracteriza por ser desordenado, esto es, se pone por encima de otros seres y otras cosas. La persona con autoestima, en cambio, puede ser entrañablemente humilde, conoce profundamente sus limitaciones y defectos, pero se esfuerza por mejorarlas. En el egoísmo se considera que no se tienen limitaciones o defectos y esto conlleva a un estancamiento de la personalidad; en alguna medida es correcto decir que una persona egoísta tiene baja autoestima porque ama una imagen falsa de sí, incapaz por reconocer sus deficiencias.
A la luz de lo expuesto, se han desarrollado vertientes dentro del campo de la psicología que dan enorme importancia en el papel de la autoestima en la elaboración y resolución de conflictos psíquicos. En efecto, la salud psíquica puede tranquilamente identificarse con un alto grado de autoestima. Esto implica necesariamente el desarrollo de un respeto hacia uno mismo por el mero hecho de constituirse como persona, independientemente de los defectos que puedan tenerse. Así, por ejemplo, en el caso de la psicología humanista, se evalúa con tino que gran número de los problemas que muchas personas tienen se debe al hecho de considerar que no merecen ser amados, de ahí la relevancia de trabajar este punto antes que cualquier otro. Los demás problemas que se tienen en la vida se ven a partir de una perspectiva distinta cuando la autoestima está en la proporción correcta.
El mundo contemporáneo parece tener un problema crónico de autoestima. En efecto, existe en este un culto desmedido por la imagen, mientras que la búsqueda de la autoestima se fundamenta en la búsqueda del ser.