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Nació en el territorio de la actual Bulgaria. De su infancia se tienen pocas informaciones. Cuando murió su padre, habría sido su tío quien lo inició en el arte de la guerra. Se lo apodó el “el azote de dios” por su bravura.
El Imperio Huno se unificó bajo el mando de su tío paterno, el monarca Rugila. Le delegó a sus sobrinos, Atila y Bleda, el control de las tribus.
Asumió como monarca del imperio Huno junto a su hermano Bleda, tras la muerte de su tío.
Sitió Constantinopla, la otra capital del Imperio Romano, sin embargo, no logró doblegarla.
Fue acusado de asesinar a su hermano Bleda para apropiarse del poder absoluto del imperio.
Asentó su corte en el territorio que ocupa hoy Rumania, y según trascendió por sus visitantes, no tenía nada que envidiarles a sus pares europeas, ya que predominaron edificios, lujos y sólidas murallas de protección.
Durante algún tiempo mantuvo un estricto vínculo comercial con los romanos, a quienes cobraba grandes cantidades de oro para mantener la armonía en las fronteras. Es decir, les vendió paz a los romanos, que ellos decidieron comprar, antes de enfrentarlo, a sabiendas de conocer su enorme poder conquistador.
Descubrió un complot en su contra, pergeñado por el emperador romano de Oriente, Teodosio II, evento que terminó de enfrentarlo a los romanos.
Tracio Marciano sucedió a Teodosio y decidió no pagarle más los tributos, decisión que lo enfureció y animó su conquista contra la parte occidental del imperio romano.
Sumado a ello, Justa Gala Honoria, hermana del emperador romano de Occidente, solicitó ayuda y protección a Atila, al saberlo el hombre más poderoso fuera del imperio que la tenía atrapada. La obligaban a casarse con un senador sin su consentimiento.
Honoria le envió una carta con un anillo como prueba de identidad, sin embargo, él, mal interpretó el pedido y pensó que Honoria le estaba pidiendo matrimonio; de inmediato pergeñó y emprendió una campaña militar para rescatar a su “enamorada” de las garras del emperador romano.
Ante la negativa del emperador Valentiniano de entregarle a su hermana, lanzó la invasión a Roma.
Fue detenido en su avance a la Galia por una coalición conformada por romanos, burgundios, visigodos y francos.
La batalla tuvo lugar en las llanuras de la campiña francesa y se la conoció como batalla de los Campos Cataláunicos.
El Papa León I intercedió ante él y le pidió que no saquee Roma.
Al pedido le sumó un suculento botín y la mentira que Honoria había muerto.
Por otra parte, la peste estaba castigando duramente a sus tropas así es que aceptó las ofertas.
Apoderado de una gran superstición, decidió, declinar su plan y retirarse.
Murió en Tizsa, actual Hungría, durante su noche de bodas con la germana Ildico. Padeció una fuerte hemorragia durante la misma. Presumiblemente en la nariz, tras la rotura de un vaso sanguíneo y se ahogó con su propia sangre.
Luego de beber mucho vino y festejar su casamiento con la joven que desposó, se retiró a su recámara a descansar y nunca más despertó.
Sus soldados ingresaron a la habitación y encontraron su cuerpo sin vida y rodeado de un charco de sangre, sin heridas, ni signos de violencia a la vista.
Paradójicamente, este audaz y temible guerrero huno encontró la muerte en su habitación y desarmado; luego de haber desafiado varias veces a la muerte en los campos de batalla, donde hubiese sido más lógica y pensada su muerte, terminó su vida en la quietud de su dormitorio y en la noche que se casó.
Tal como indicaba el rito para los hombres de su clase y autoridad, le cortaron los cabellos, le hicieron varias incisiones en la cara con espadas, y finalmente fue enterrado dentro de un sarcófago de lujo, hecho de oro triple, plata y bronce
Las luchas e intrigas sucesorias entre sus hijos terminaron por desmoronar los cimientos de su poderoso imperio.