Poeta ecuatoriano enrolado en el Modernismo y fundador de la agrupación generación Decapitada. Arturo Borja Pérez fue uno de los más destacados poetas ecuatorianos. Aunque su vida y su obra fueron cortas, ya que el autor se suicidaría a los 20 años de edad, su talento y la calidad de sus pocas producciones valieron para catapultarlo a la fama y al olimpo de los autores ecuatorianos.
Por las características de su obra se lo enrola en la llamada generación decapitada que surgiría en los primeros años del siglo XX. Esta agrupación literaria estaba conformada por Borja y por otros tres colegas a quienes se considera pioneros del Modernismo ecuatoriano.
Debemos decir a propósito, que el Modernismo fue un movimiento literario que se desarrollaría entre los años 1880 y 1920 en el plano de la poesía y que se caracterizaría por las innovaciones que propondría en este género: rebeldía e innovación creativa, refinamiento, avance cosmopolita y renovación en la métrica y en el lenguaje. El autor nicaragüense Rubén Darío fue uno de los máximos exponentes, y justamente Borja fue un gran admirador y seguidor de este escritor.
Una coincidencia trágica, todos los integrantes de la Generación Decapitada se suicidan entre los 20 y 30 años
La particular denominación del grupo está vinculada al hecho que sus integrantes coincidieron en una muerte temprana y violenta ya que todos terminaron su vida suicidándose, cuando recién estaban empezando a vivir la adultez y sus carreras florecían.
Ascendencia notable. Acercamiento a la poesía y temprana muerte
Borja era oriundo de la ciudad de Quito, en la cual nació en el año 1892. Tenía una ascendencia muy notable ya que era descendiente directo del Papa Alejandro VI y de la nieta del monarca español Fernando II de Aragón. Su padre, Luis Felipe Borja Pérez, también era un personaje ilustre en Ecuador que se desempeñó como político, jurista y también escritor.
Durante su adolescencia viaja con su padre a la ciudad de París para tratarse de una afección en la vista y este viaje sería sin dudas un gran motor para su despegue como autor porque se acercaría y empaparía de los grandes autores como Baudelaire, Rimbaud, entre otros.
Superada la adolescencia, Arturo, sufre un drástico cambio en lo personal y se vuelve un personaje mucho más melancólico, incluso, esa melancolía lo llevaría a pensar constantemente en la muerte. Acto seguido decidió buscarla con sus propias manos matándose a través de una sobredosis de morfina.
Falleció a los 20 años, un 13 de noviembre del año 1912. Casi un mes antes se había casado.