Schopenhauer fue uno de los filósofos alemanes más notables del siglo XIX. A su filosofía se la enrola en el pesimismo y ha recibido una variopinta influencia, entre ella: del idealismo kantiano, el platonismo y el budismo.
Su nacimiento se produjo en la ciudad polaca de Danzig, cuando esta pertenecía a la República de las Dos Naciones, un 22 de febrero del año 1788.
Perteneció a una familia de clase acomodada. Su padre era comerciante y su madre escritora.
Si bien su padre lo instó a dedicarse al comercio, algo que a él mucho no le interesaba, cuando se deshizo de su presión se dedicó de lleno al estudio filosófico previo paso por la universidad donde estudio medicina. Justamente en la universidad sería animado por un profesor a estudiar a Kant, entre otros filósofos.
Gracias a su madre, que poseía un salón literario, conocería a figuras de la talla de Goethe.
Su obra más influyente fue El mundo como voluntad y representación, editada por vez primera en el año 1819. Se la considera como la mejor exponente del más acérrimo pesimismo filosófico. Recordemos que el pesimismo sostiene entre otras cuestiones que vivimos en el peor de los mundos, donde el dolor es eterno y el destino es una constante intención de lograr aquello que jamás conseguiremos. No hay progreso ni en los seres humanos ni en la civilización…
Por supuesto, una propuesta bastante contradictoria y polémica que ha ganado igual cantidad de adeptos y de detractores a su paso. Entre los más influenciados por Schopenhauer podemos citar al padre del psicoanálisis Sigmund Freud, al escritor argentino Jorge Luis Borges y al filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche, entre otros.
Si bien al comienzo esta obra no resultó para nada atractiva y hasta llegó a ser rematada por el editor, algunos años después, alrededor de la década del cincuenta del siglo XIX, sería fantásticamente reconocida a punto tal de considerarse la obra cumbre de Schopenhauer.
Murió a los 72 años en la ciudad de Frankfurt, un 21 de septiembre del año 1860, por aquel tiempo Reino de Prusia.