- 06/06/1851
- 16/05/1884
- 1885
- 31/05/1914
- Post Mórtem
Nació en la ciudad italiana de Turín, ubicada en el norte de Italia, por aquel entonces parte del Reino de Cerdeña. Perteneció a una familia con tradición en el comercio de preparación de bebidas. Su abuelo fue el creador de una compañía licorera, y más tarde, su padre, su primo y su hermano, fundaron la chocolatería Moriondo & Gariglio, que aún subsiste en la Vía del Pie di Marmo, en la ciudad de Roma.
Continuando y ampliando el legado familiar, compró dos locales: el Grand Hotel Ligure, ubicado en la Plaza Carlo Felice, y el Bar Americano, en la Galleria Nazionale de la Vía Roma.
Persuadido y obsesionado con reducir al mínimo el tiempo de elaboración del café, que por aquellos días podía tomar más de cinco minutos, ideó una máquina que reducía dicha espera.
La máquina que pensó y materializó, combinó agua caliente a presión y granos de café, porque de dicha combinación era posible lograr un sabor sólido y concentrado.
Contrató a un mecánico para que lo ayudase a producirla.
La máquina original midió aproximadamente un metro, tenía forma de campana y estaba fabricada en cobre y en bronce. Contenía una caldera que estaba equipada con un controlador para el nivel del agua y la presión del vapor.
Vale mencionar que, produjo café en gran cantidad y no para un cliente particular como las máquinas de hoy día.
Patentó la primera máquina que usó agua, vapor y granos de café y que se llamó: “Nueva Maquinaria de Vapor para la Elaboración Económica e Instantánea de Bebidas de Café, método A. Moriondo”. La patente se le otorgó por seis años.
La presentó en la Exposición General de Turín y se ganó la Medalla de Bronce. Dicho evento fue clave para promocionar su invención dado que acudieron cientos de visitantes de Italia y del extranjero.
Su creación fue un importantísimo puntapié para perfeccionar la metodología de realizar café con una máquina; siempre, sobre la misma base, continuó mejorándola, aunque, no diseñó una nueva. Cada mejora que le introdujo la patentó correspondientemente.
Ahora bien, solo lo sobrevivieron los bocetos que dibujó, porque no quedaron ni máquinas ni fotos de ella.
No la fabricó industrialmente, sino que solo construyó unas pocas unidades que cuidó y guardó esmeradamente en sus locales, dado que eran un capital esencial de su negocio.
Se confirmó la patente internacional de la máquina, en la ciudad de París.
Se casó con Sinforosa Omegna. La pareja tuvo cuatro hijos; uno de ellos, Giacomo, fue un reconocido ilustrador.
Falleció en su casa de campo, ubicada en la localidad de Marentino, en Italia.
Su legado e invención lo trascendió, y otros inventores, como Luigi Bezerra y Desiderio Pavoni, usaron como inspiración su máquina y le introdujeron algunas mejoras: porta filtro y múltiples boquillas.
Le adquirieron la patente y empezaron a fabricarla industrialmente.
Cabe destacarse que, primeramente, se empleó en bares y restaurantes con la misión inicial que lo motivó a crearla: agilizar la preparación del café para atender las necesidades de una clientela cada día más demandante, amplia y apurada.
A partir de la década del ’70 del siglo pasado se incorporó al hogar como un electrodoméstico y hoy es un dispositivo absolutamente asentado y preciado en los hogares y las oficinas.
Sin lugar a duda, para muchos, Italia, es la cuna del café espresso y por ello es por lo que desde finales del siglo XIX se la considera la nación por excelencia en dicha forma de preparar el café.
En varias ocasiones, y en honor a esta situación, es que el Ministerio de Agricultura de Italia le ha enviado solicitudes a la Comisión Nacional de la UNESCO italiana para que declare al café espresso como patrimonio de la humanidad.