La espectroscopia es una disciplina que arrojó mucha luz en lo que respecta al estudio de la interacción que existe entre radiación electromagnética y materia. Básicamente, la misma permite determinar la absorción o la emisión de esta radiación en ciertas longitudes de onda. En tanto, han sido muchas las ciencias que se beneficiaron con el avance de este campo, tal es el caso de la física, la biología, la química y la astronomía, entre otras.
El fantástico avance en este tema tuvo espacio durante el siglo XIX y tuvo en el físico y astrónomo de origen sueco, Anders Jonas Ångström, a uno de sus precursores y máximos referentes.
Su nacimiento se produce en Suecia, un 13 de agosto del año 1814.
Interesado en el campo de la física se gradúa en la Universidad de Upsala y luego en la misma institución comienza a impartir clases de física.
A partir de la década del cuarenta del siglo XIX se dedica con exclusividad a la observación desde diversos observatorios de su país y profundiza su trabajo en este sentido haciendo especialmente observaciones al respecto de la intensidad del magnetismo terrestre y del campo magnético, en diversas partes de su patria.
Fue un gran manipulador del espectroscopio, instrumento que incluso combinó con la fotografía para observar el sistema solar, logrando conclusiones y aportes muy destacados, entre ellos que la atmósfera del sol está conformada también por hidrógeno.
También, gracias a este aparato supo echar luz al conocimiento de las auroras boreales.
Su hijo de nombre Knut fue un gran continuador de su trabajo.
Como consecuencia de los aportes que realizó a la física y a la astronomía, su nombre figura a modo de homenaje en muchas cuestiones asociadas, tales como laboratorios, o un cráter en la luna que llevan su denominación.
En el año 1872 se lo distinguió con la medalla Rumford, una distinción que se le entrega a científicos que desarrollan investigaciones en Europa.
Su fallecimiento se produjo en la ciudad sueca de Upsala un 21 de junio del año 1874.