Amalia Lacroze de Fortabat o simplemente Amalita como la conoció el mundo, fue una exitosa empresaria argentina, cuya abultada fortuna la convirtió en una de las mujeres más ricas de su país, la Argentina.
Si bien Amalita procedía de una familia aristocrática, sería el casamiento con su segundo esposo, Alfredo Fortabat, dueño de la principal cementera de la Argentina, la que le aportaría esa fabulosa fortuna.
También, Amalita, se destacó por su trabajo benéfico y por ser una amante del arte , que plasmó en una impresionante colección de obras artísticas.
Hoy, su colección de arte descansa en el Museo Fortabat, erigido en el barrio porteño de Puerto Madero.
María Amalia Sara Lacroze Reyes nació en la ciudad de Buenos Aires, el 15 de agosto del año 1921, en el seno de una familia aristocrática.
Por caso, Amalia, recibió una educación conforme a su origen y desde temprana edad hablaba además de español, francés e inglés.
En su juventud, Amalita, ya destacaba por su belleza y distinción y entonces jamás pasaba desapercibida en los eventos sociales y se erigió en un ícono de la moda de aquellos años.
A los 21 años se casa con el abogado Hernán de Lafuente de quien se separaría a los pocos años, en 1947, cuando se enamora del empresario Alfredo Fortabat.
Alfredo le llevaba a Amalia 27 años de diferencia.
Con Fortabat Amalia no tuvo hijos pero si con Lafuente: María Inés.
La leyenda cuenta que cuando Fortabat conoció a Amalia quedó fascinado y no descansó hasta conquistarla.
Poco le importó estar casado y que ella estuviese recién casada y tuviese una pequeña hija.
Cuando Amalia se separa y luego de superar el trance legal, Fortabat y ella se casan en junio de 1955.
La pareja Lacroze-Fortabat se mantuvo unida por treinta años, hasta que Alfredo falleció en el año 1976 a causa de un ACV, a la edad de 81 años.
Durante los años que estuvieron juntos, Amalia, siguió de cerca a su esposo y lo acompañó en cada viaje y emprendimiento.
Cuando éste muere no solo hereda su millonaria fortuna sino que además se convierte en la directora de la empresa fundada por su esposo, cargo que ocupará hasta el 2005.
Su desempeño como tal fue un éxito ya que durante su dirección la empresa amasó más y más millones.
En el año 2005, Lacroze vende Loma Negra a una empresa brasilera, Camargo Correa.
En el marco de su labor filantrópica, Amalia, creó varias fundaciones, entre ellas: la Fundación Teatro Colón y la Fundación que lleva su nombre: Amalia Lacroze de Fortabat, las cuales donarían varios millones que se destinarían a obras de beneficencia.
Con su salud bastante deteriorada por el paso de los años, Amalia, fallece en su casa, el 12 de febrero de 2012.
Tenía 90 años.