Es uno de los humoristas más destacados de Argentina que en la década del noventa del siglo XX irrumpió en la escena artística con un humor novedoso que encarnó la renovación en ese ámbito.
Nacido en Puerto Madryn, provincia de Chubut, en el año 1962, se trasladó a la Capital Federal atraído por la movida que se gestaba en el Parakultural, un espacio artístico que albergó a nacientes artistas como él, que en el under encontraron la manera de expresar su arte disruptivo durante el final de la dictadura y comienzos del restablecimiento democrático
El Parakultural acogió a Casero y a tantos otros colegas con inquietudes y propuestas artísticas similares.
Muchos de ellos, Casero incluido, se convirtieron años después en novedades y emblemas de un humor renovado.
En los años noventa encabeza los elencos de los programas humorísticos De la cabeza y Cha, cha, cha que darían paso al culto tiempo después
Cuando a finales del noventa la propuesta se presentaba algo agotada empezó a presentar su show unipersonal en teatros y con gran éxito.
También se dio la oportunidad de probar otros registros, y de la mano del productor y dueño de Pol-ka, Adrián Suar, participó en unitarios y tiras que demostraron que además de comediante es un actor versátil: Sin Código, Vulnerables, Locas de Amor, Culpables, farsantes y Guapas, entre otras
Pero su inquietud artística no se resignó únicamente a la actuación sino que también incursionó en la música con gran éxito, allá por inicios del nuevo milenio, con la canción Shimauta, que integró su álbum Casaerius, y que fue incluida como canción oficial por Argentina para el disco del Mundial 2002 que se celebró en Japón y Corea.
Hacia finales del gobierno Kirchnerista (2015) empezó a manifestarse en contra y a favor del cambio político social e institucional que proponía la alianza Cambiemos, a través de Mauricio Macri, a quien apoyó públicamente como candidato a presidente y luego una vez electo
Esta postura le valió muchos cuestionamientos de colegas y del público que no comulga con dicha posición política.
En 2018 protagonizó una sonada polémica tras una presentación en un programa de televisión en la cual utilizó la metáfora de “queremos flan” para graficar la falta de acompañamiento de algunos argentinos al cambio propuesto por el gobierno.
Dicha frase fue utilizada por dirigentes políticos, a favor y en contra, y por supuesto también dio paso a infinidad de bromas en las redes sociales.
Tiene tres hijos, en tanto os de ellos, Nazareno y Minerva, siguieron sus pasos en la actuación y llevan adelante una incipiente y auspiciosa carrera en diversos proyectos televisivos y teatrales.