- 28/08/1829
- 1831
- 1846
- 12/09/1847
- 13/09/1847
- Post Mortem – 1848
- 1881
Nació en la ciudad mexicana de Chihuahua. Su nombre completo fue Agustín María José Francisco de Jesús de los Ángeles Melgar Sevilla.
Su padre falleció a los dos años de su nacimiento y también fue militar: el teniente coronel Esteban Melgar, quien estaba a cargo de las milicias en Chihuahua y en Nuevo México. Su madre también murió muy poco tiempo después y entonces él quedó al cuidado de una hermana mayor en la ciudad de México.
Fue ella quien firmó la autorización cuando solicitó el ingreso al Heroico Colegio Militar.
Ingresó al Colegio Militar con 17 años, sin embargo, por ausentarse a una revisión de rutina, fue expulsado y recién volvió a ser aceptado al año siguiente.
Estados Unidos le declaró la guerra a México.
El ejército norteamericano bombardeó el Colegio Militar donde se encontraban unos 100 estudiantes y alrededor de 800 soldados que formaban parte de diversos batallones.
La dirección del colegio estaba a cargo del comandante Nicolás Bravo y del teniente coronel Felipe Xicoténcatl.
De acuerdo con algunos testimonios de los enemigos, demostró una tremenda valentía y arrojo defendiendo el Castillo desde la terraza.
Falleció defendiendo el emblemático Castillo de Chapultepec de las tropas estadounidenses que se acercaron al lugar con el fin de tomarlo, en el marco de la llamada Batalla de Chapultepec, porque se produjo justamente en el cerro donde está hoy erigido dicho castillo, y donde por entonces funcionaba el Colegio Militar. Tenía 18 años.
Si bien no hay una certeza absoluta, no habría muerto en combate, sino que murió en el hospital, a donde fue llevado tras sufrir serias heridas de bala, especialmente por haber perdido una pierna.
Habría sido el propio ejército enemigo quien lo socorrió y lo atendió, primera y probablemente, en reconocimiento de la valentía que desplegó en plena batalla.
El castillo fue el último bastión que quedaba en manos de la resistencia militar mexicana. El ejército ya había sido vencido por su par norteamericano en las batallas de: Padierna, Churubusco y Molino del Rey.
A pesar de su juventud, su escasa experiencia, preparación y armamento, junto a otros compañeros, defendieron heroicamente el castillo.
Fueron seis: Vicente Suárez, Juan Escutia, Francisco Márquez, Juan Barrera, Fernando Montes de Oca, y él. Todos murieron presentando resistencia y batalla al enemigo.
Pero los “niños héroes” no fueron las únicas víctimas, también perdieron la vida 300 soldados y el teniente coronel Felipe.
La intervención finalizó con la firma del Tratado de Guadalupe- Hidalgo. México fue el gran perdedor porque perdió más de la mitad de su territorio que pasó a manos de Estados Unidos.
La hazaña se empezó a conmemorar oficialmente por decisión del gobierno de Porfirio Díaz.
En el ingreso al famoso Castillo de Chapultepec se han erigido varios homenajes, entre ellos un altar que dispone de la leyenda “a los defensores de la patria 1846-1847”.
Según algunos historiadores, la historia de los niños héroes fue parcialmente manipulada y cobró especial protagonismo durante el Porfiriato con la intención de utilizarla políticamente a su favor, para enaltecer determinados sucesos de la historia que le facilitaban el acercamiento a la gente.
Si bien, por supuesto, todos estos jóvenes existieron y desplegaron un rol crucial en la defensa del Castillo y de la soberanía mexicana ante la invasión norteamericana, lo cierto es que no habrían desafiado la autoridad de sus jefes que les exigieron el retiro del Colegio Militar y ellos se quedaron de todas maneras peleando en inferioridad de condiciones ni mucho menos.